2020 ha sido, sin duda, un año inédito. La COVID-19 llenó de incertidumbre el mundo entero y dejó en evidencia que nadie está fuera del alcance de la onda expansiva de una crisis. Ahora bien, también hubo muchos aprendizajes. El 2020 fue asimismo un año de solidaridad, acompañamiento y compromiso donde quedó claro que somos interdependientes y que hay determinadas cuestiones en las que, si afectan a uno, afectan a todos. Una es la salud, por supuesto. Y otra, como también hemos visto, es la educación.
El cierre de los centros educativos provocado por la pandemia afectó a casi 1.600 millones de alumnos y alumnas en más de 190 países de todo el mundo el pasado año. Este frenazo repentino trajo consigo otras muchas consecuencias como desnutrición, aumento de la violencia de género o el trabajo infantil, que está estrechamente vinculado al abandono escolar.
Sabemos que, sin educación, la vida no se sostiene. La educación es un derecho que abre puertas a otros derechos, es la principal herramienta para salir de la pobreza y para impedir que esta se transmita de generación en generación. Conscientes de ello, desde Entreculturas levantamos la voz de alarma y redoblamos nuestros esfuerzos para tratar de revertir lo antes posible el retroceso en los logros de igualdad social y garantía de los Derechos Humanos.
Tal y como recoge nuestro Informe Anual 2020, el año pasado pudimos acompañar y mejorar las condiciones de vida de 341.487 personas a través de los 178 proyectos de cooperación, acción humanitaria, ciudadanía y acción social que pusimos en marcha en un total de 38 países. Algo que no habría sido posible sin la implicación de las 19.800 personas socias y donantes que integran nuestra base y las más de 200 empresas e instituciones que, en medio de la adversidad, fueron conscientes de que su ayuda era más necesaria que nunca.
En un nuevo ejercicio de transparencia, te invitamos a que leas nuestra memoria y a que conozcas todo el trabajo que llevamos a cabo.