Pupitres vacíos en Venezuela

Las aulas de las escuelas de Fe y Alegría suelen estar siempre llenas. A veces, alguna madre que ruega por un cupo nos dice que ella trae el pupitre para su hijo, entendiendo que ya no quedan más espacios, pero esta semana hemos visto dos puestos vacíos que no se volverán a llenar nunca más: Samuel Tomoy, de 16 años, fue asesinado el lunes 28 de mayo y el viernes 1 de junio amaneció vacío el pupitre de Osmalis Rojas, de 11 años, producto de un balazo recibido a pocos metros de su humilde casa, en Brisas del Orinoco, San Félix.

Hace dos años, el 2 de junio, quedó otro pupitre vacío: Katibell Velásquez, de 16 años, alumna del Colegio Fe y Alegría - Inmaculada, en Ciudad Bolívar; fue secuestrada y su osamenta apareció días después en un terreno baldío. Todavía estamos esperando que las autoridades nos digan quién o quiénes la asesinaron, se lo recordaremos formalmente en los próximos días. No olvidamos a nuestros muertos.

Paradójicamente, esta semana hemos estado realizando en todos nuestros centros el Plan de desarme por la Paz, con motivo de celebrarse en mayo la semana "Juntos por los derechos del niño". Nosotros propusimos cambiar palabras y gestos agresivos, por palabras y gestos amistosos; cambiar juguetes bélicos por balones de fútbol. En esas actividades hemos estados ocupados, pero mientras, en la calle, matan a nuestros alumnos.

Samuel recibió un disparo en la UD 146. Hablaba con una amiga en una esquina. Murió esa misma noche. Osmalis acababa de acompañar a su madre a los oficios religiosos en una iglesia evangélica, cerca de las 8:30 de la noche. Todavía su mamá no había salido de la capilla cuando cerca de su hija, que estaba junto a otros niños y niñas, pasaron unos balandros persiguiendo a otros, disparando por todos lados. Los niños corrieron, pero una bala alcanzó a Osmalis. Murió a los pocos minutos... Su madre no lo podía creer... Tampoco sus maestras esa mañana en la escuela Fe y Alegría 25 de marzo, en donde había estudiado desde primer grado.

Leemos en la cartelera de la escuela, en el certificado de promoción, lo que su maestra de cuarto grado había escrito: "Eres una niña tierna, amable y aplicada. Tienes gran sentido de la amistad, eres constante en tus  tareas, aunque a veces te distraes. Tu rendimiento es bueno, sólo necesitas repasar la tabla de multiplicar y dividir para superar algunas debilidades. Yo sé que puedes porque lo has demostrado." Y antes de la firma de la maestra se lee: "Superó las expectativas en el logro de las competencias". No habrá certificado de promoción de quinto grado, no pudo terminar el año.

Dos pupitres vacíos en una semana es mucha violencia, mucha muerte junta para nosotros. Hace unas semanas escribimos un artículo que titulamos "¡Hasta que el próximo sea usted!". No creímos que los próximos seríamos nosotros, la familia grande de Fe y Alegría.

Hoy no tenemos alegría, tenemos mucho dolor, pero seguimos con fe en la necesidad de juntarnos por la paz, en la convicción de insistir en este trabajo de humanizar el país y eso pasa por el deber que tenemos de exigirle a las autoridades que protejan a sus ciudadanos, que protejan a los niños, nuestros niños. Sabemos que no hemos hecho lo suficiente. ¡Educamos para la paz, educamos para la vida!

 

                                                                                        Luisa Pernalete

                                                                             Ciudad Guayana, junio de 2007