La dura labor del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en Darfur

A continuación, os trasladamos el testimonio de Leslie Cumming, Directora de los proyectos del SJR en Darfur, que nos comenta las dificultades a las que deben enfrentarse día tras día:

<<...Mucha gente ha dicho que los grandes logros sólo son posibles con duro trabajo. Aquí en Darfur, yo ampliaría este dicho a "TODO logro, sea grande o pequeño, es posible gracias a un duro trabajo", duro trabajo hecho a temperaturas de cuarenta grados, con mínima agua, poca comprensión de la lengua y muy pocas comodidades. No obstante, cuando todas estas dificultades se dejan de lado, es increible ver al Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en acción.

Hacia finales de Mayo, a lo largo de semana y media, tuve la suerte de formar parte del personal del SJR supervisando el trabajo en el Norte de Darfur. Nos reunimos con líderes de la comunidad, con beneficiarios (jóvenes y mayores), con profesores y con muchas otras personas involucradas en nuestro trabajo. Este tiempo ha sido mi mayor recompensa desde que empecé a trabajar con el SJR el pasado febrero. Ver, pese a todas las dificultades y problemas que el SJR de Darfur tiene que afrontar, que las mujeres, niños y niñas son genuinamente felices de formar parte de nuestros programas es honestamente alentador. Esta motivación es lo que me hace afrontar las dificultades.

Pero, ¿cuáles son las dificultades en Darfur? No son exactamente lo que se oye en las noticias internacionales. Cuando la gente piensa en las dificultades de trabajar en Darfur, seguramente piense en los bombardeos y en los demonios bandidos a caballo. Esto no se ajusta a la realidad. A pesar de que la inseguridad está en lo más alto de la lista de problemas, es la menor de las preocupaciones que abaten a los miembros del SJR. Son las temperaturas de cuarenta grados y más. Son los toques de queda a las 9.30 h de la noche. Es la incapacidad de caminar una corta distancia hasta el mercado. Todo esto, añadido a la ausencia casi total de actividades rutinarias contra el estrés como, por ejemplo, el ejercicio, las relaciones sociales o la televisión, conlleva que el personal tenga que forzarse a sí mismo hasta el límite.

A pesar de todo seguimos adelante. Lo hacemos porque vemos los pequeños logros, las mujeres que están aprendiendo a leer y escribir, los niños y niñas que ya no vagan por los campos, y los profesores y profesoras que se enorgullecen de su trabajo. Y, por encima de todo, lo hacemos porque ahora somos parte de la comunidad cuya construcción apoyamos. Como las mujeres de nuestras clases, quienes hablan de la camaradería que han adquirido, nosotros también nos sentimos parte de la familia del SJR Millit. El trabajo aquí es ciertamente un reto, y por ahora nuestro personal, tanto nacional como internacional, lo ha aceptado. Ellos trabajan duro y merecen unas palabras de agradecimiento.

Pese a lo duro que es vivir y trabajar en Darfur, el esfuerzo merece la pena. He aprendido mucho profesional y personalmente en estos pocos meses. Trabajar en Darfur ha sido un bendición, aunque a veces cueste un poco recordarlo>>.