Buenas palabras y pocas acciones del G8 en educación

Los activistas opinan que el texto 'Crecimiento y Responsabilidad en África' es una reiteración positiva y general sobre la responsabilidad que tienen los países ricos de apoyar la Educación Para Todos (EPT). Hay que destacar en especial la reafirmación del compromiso de Dakar de que 'ningún país comprometido seriamente con la Educación para Todos verá frustrado el logro de este objetivo por falta de recursos'. Los analistas de la CME piensan que incluso refleja una mayor implicación que el comunicado de Gleneagles de 2005. También recibieron con alegría el respaldo firme de la Iniciativa Por Vía Rápida (FTI) y el compromiso de que se prestará especial atención a los países con escasos recursos y a los estados más frágiles.

No obstante, si bien estas declaraciones se merecen una bienvenida, la CME dio una respuesta menos efusiva a los compromisos financieros ofrecidos hasta la fecha. Los activistas presentes en la cumbre comentaron que, en relación con la ayuda global, el G8 'se ha quedado donde estaba'.  Así, David Archer, miembro del Consejo de la CME, declaró: "Damos la bienvenida al texto emitido sobre la educación. Sin embargo, cerca de 1.000 millones de personas siguen sin poder leer este texto. Sólo cuando estas palabras se conviertan en acción y se aporten los recursos necesarios, cambiará la situación."

Los activistas de la educación han reclamado al G8 que establezca un compromiso serio para superar el déficit financiero de la educación, que Naciones Unidas estima en 6.000 millones de dólares anuales para la implantación de la educación primaria universal completa, y en 13.000 millones de dólares para la implantación del programa global de la EPT. El comunicado incluye únicamente una declaración sobre la financiación de la EPT, que obliga al G8  a 'trabajar con los socios y resto de donantes para solucionar el déficit financiero en todos los países aprobados por la FTI, que asciende a 500 millones de dólares en 2007'. Esta declaración ambigua y limitada se queda lejos del plan establecido de conseguir escolarizar a 80 millones de niñas y niños y de poner fin a la dramática situación que representa el analfabetismo mundial, ya que uno de cada cinco adultos es incapaz de leer y escribir. "Confiamos en que el G8 cumplirá su palabra y aportará de inmediato la cifra de 500 millones de dólares," declaró Kailash Satyarthi, Presidente de la CME, " aunque sea sólo una fracción de la cifra necesaria para el cumplimiento de sus promesas de implantación de la educación universal" 

La educación constituye la mejor arma mundial para luchar contra las enfermedades, la pobreza y los conflictos. Una buena educación tiene como consecuencia el aumento del empleo, el desarrollo nacional, el crecimiento, la autonomía y la prosperidad. Un solo año de escolarización supone un aumento del 10-20% en el potencial de ganancias futuras de las mujeres, y los niños cuya madre completó su escolarización tienen un 50% más de oportunidades de sobrevivir después de la edad de cinco años. Además, si se escolarizara a todos los niños, siete millones de casos de VIH/Sida podrían evitarse en la próxima década.  

"Ya escuchamos las mismas palabras en el año 2000, en el Foro Mundial de la Educación: que los países ricos cumplirían su parte del trato para lograr el acceso a la educación de todas las personas. Son buenas palabras pero sólo si se convierten en realidad. Desde que se realizara este compromiso, millones de niños y niñas han cumplido la edad de graduarse sin haber pisado nunca una escuela. ¿Cuántos millones más sufrirán esta situación antes de que el G8 respalde con recursos las buenas palabras sobre la educación?", Sita Dewkalie (Miembro del Consejo de la CME y de Oxfam International).