5 de Diciembre, Día Internacional del Voluntariado
Este año, la celebración del Día del Voluntariado ha sido aún más especial. Con nuestro compañero Enrique presente en la memoria, la Delegación de Madrid fue el espacio escogido para compartir gratitud, experiencia y ganas por cambiar la realidad que nos rodea. Y qué mejor manera de empezar un evento tan importante que dándole "gracias a la vida", guitarra en mano, y reparando en los pequeños detalles que componen el día a día. Como símbolo de ello, un fotomosaico con la imagen de Enrique García Alamán, compuesto de cientos de pequeñas fotografías del voluntariado en Entreculturas.
A continuación, José Ramón González y Ángela Ramos (ambos futuros VOLPAS) compartieron con todos los presentes una particular reflexión en torno al voluntariado, identificándolo con el árbol de bambú:
La fábula del bambú:
"Hay algo muy curioso que sucede con el bambú y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarlas constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de sólo seis semanas, la planta de bambú crece más de treinta metros. ¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años."
La aplicación al voluntariado: Bambú: "Sí, así es. Esa es la forma en la que llego a ser bambú... Chica: ¿Perdona? Bambú: Soy la planta que está detrás de ti. ¿Quieres que te cuente yo otra historia? Chica: Qué mal rollo... ahora me hablan las plantas... En fin, no tengo nada que perder... ¿Qué historia es esa? Bambú: Se llama "El crecimiento del voluntario y voluntaria". A veces, ocurre lo mismo con los voluntarios y voluntarias: sembramos las semillas de la voluntad, abonamos con inquietud por la justicia, y regamos constantemente con ilusión y disposición al servicio. Es corriente que el voluntario o voluntaria crea que nada está cambiando en su interior, llegando a pensar en ocasiones: ¿cómo puedo aportar mi fuerza para que las estructuras cambien? ¿Qué puedo hacer yo para trabajar por la gente excluida del mundo? Sin embargo, cuando quiere darse cuenta, el voluntario o voluntaria ha crecido tanto que ya ha llegado el momento de pasar a la acción. ¿Cuánto tardó la persona voluntaria en crecer? La verdad es que se tomó toda la vida en desarrollarse. Durante el primer tiempo de aparente inactividad, o de cambios, según se mire, este voluntario o voluntaria estaba generando un complejo sistema de motivaciones, ideas, sentimientos, creencias y valores que le permitirían sostener el crecimiento que iba a posibilitar su posterior lucha por la justicia. Chica: Osea, que soy un bambú. Bambú: más o menos... lo importante es que seas consciente de que el recorrido del voluntariado no es inmediato, no es llegar y crecer y se acabó... hay momentos de parón, de frustración, de no saber por qué se te ocurrió embarcarte en esto... Pero llegará el momento en que te mires, y digas: ¡mido más de treinta metros de experiencias, sensibilidad, alegría, entrega y amor! Y es ahí cuando te darás cuenta de que has crecido como voluntaria...y que seguirás haciéndolo durante el resto de tu vida. Chica: muchas gracias por compartir esto conmigo. Espero volver a encontrarte algún día. Bambú: ¡Seguro que sí! Suerte en tu camino. |
Por su parte, Carmen Moles, actual responsable de los temas de voluntariado en Entreculturas, explicó su experiencia como VOLPA en Venezuela. "Destacaría que la experiencia de vivir en un país como Venezuela, compartiendo con los compañeros y compañeras de Fe y Alegría, de Huellas, de la Comunidades Cristianas... ha sido una experiencia humanizadora, de las que dan alegría profunda y sentido en la vida", afirmó.
Fue una gran ocasión para compartir emociones, para recordar a Enrique, para sentirse cerca y parte de un mismo colectivo que cree en la posibilidad de un mundo mejor, más solidario y más humano. Desde Entreculturas, gracias a todos y todas los que hicisteis posible esta fiesta.
Carmen Almansa, VOLPA en Paraguay
Soy Carmen Almansa, tengo 24 años y llevo 1 año de Volpa en el Bañado Sur, un barrio periférico de Asunción, la capital de Paraguay. Allí estoy de voluntaria con Fe y Alegría, llevo el acompañamiento pedagógico en un centro de educación inicial -yo soy maestra de infantil-, y colaboro también con el "Hogar de la Alegría", que aborda la parte de educación no formal, en concreto, dinamizando un taller de medio ambiente y de respeto a la naturaleza.
Ahora estoy de paso por España durante un mes para pasar las Navidades con mi familia y, después, volveré a Paraguay durante otro año... He venido diciendo que "me he hecho mayor", aunque a la vez siento que estoy en la etapa más tierna y sencilla de mi vida. De repente, cuando estás en el terreno y te enfrentas a situaciones complejas no te queda más remedio que espabilar y salir adelante y eso, a nivel humano, te ayuda muchísimo a crecer... y luego, en la relación con la gente, convivir con la cara más cruda de la pobreza, lo que nadie quiere ver, y, a la vez, descubrir en medio de ese contexto la cara más humana de las personas, es una experiencia increíble, que te hace fuerte... Eso es lo que rescato de todo lo que estoy viviendo, la gente. Esa gente que son las semillas de todo lo que va creciendo para mejor...
Hay que tener en cuenta que la zona en la que yo estoy trabajando es una zona de mucha vulnerabilidad -se llama Bañado Sur porque está bañado por el río, lo cual, cuando llueve, es un gran factor de riesgo-, prácticamente el 80% de la población vive en extrema pobreza y, además, está a escasos metros del vertedero más grande del país, por lo que el grado de contaminación es bastante alto... Es una situación muy dura y muy compleja, pero, sin embargo, es posible encontrar la esperanza, la gente confía en sobrevivir, en cambiar un poquito su realidad, incluso a veces son ellos los que me dan a mí el empujón cuando me siento desmotivada y me digo, es verdad, esto no puede quedar así, ya es demasiado injusto como para consentirlo...
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