Nabila y su marido, padres de cuatro hijos, llegaron a Líbano en 2014 desde Siria, tres años después del inicio de la guerra que asola desde entonces su lugar de origen. Como ellos, actualmente 6,6 millones de personas refugiadas sirias han huido a otros países, a lo que hay que sumar los 6,7 millones de desplazadas y desplazados internos. Una emergencia humanitaria derivada de la guerra que hoy cumple 11 años.
Los desplazamientos forzosos encierran historias trágicas y retos difíciles de superar. Para Nabila, sin duda, los momentos más duros que ha atravesado han sido los fallecimientos de dos de sus hijos, uno de ellos en Siria y el otro, de tan solo 18 meses, en Líbano, debido a una enfermedad y la falta de acceso a la sanidad. El estrés de estas experiencias traumáticas junto con la enfermedad de su otra hija, que requiere atención especial, hizo que la relación entre Nabila y su marido se viera afectada: él se volvió abusivo y finalmente dejó a Nabila y a los niños.
Sola, tuvo que enfrentarse a retos como alquilar una casa, buscar un trabajo, contar con acceso sanitario y comunicarse con la gente de su entorno.
Con el convencimiento de darle a sus hijos un futuro mejor y que ampliaran sus conocimientos y estudios, les inscribió en el centro social local de nuestra organización socia, JRS Líbano. Al llegar, se sorprendió y se emocionó al saber que, además de las oportunidades educativas para sus hijos, el centro ofertaba programas donde ella también podía aprender nuevas habilidades.
“Los cursos me dieron confianza en mí misma y una esperanza de que mi vida todavía tiene sentido después de todo lo que hemos pasado”, asegura Nabila, que se ha graduado en el curso de peluquería y maquillaje que oferta el Centro Social del JRS en Bourj Hammoud, que apoyamos desde Entreculturas.
Nabila también atribuye al centro social el mérito de haberla ayudado en momentos de angustia mental. Al dominar nuevas habilidades y establecer una fuente de ingresos para mantener a sus hijos, Nabila fue capaz de reavivar su sentido del propósito.
“Sentí que tenía una meta que alcanzar”, añade, explicando que sus nuevas habilidades le aportan una sensación de confort y calma al saber que es capaz de mantener a sus hijos. Además de la formación en habilidades, Nabila también habla del sentido de comunidad en el centro social. “Me siento como en casa”, afirma.
Nabila consiguió graduarse en maquillaje y peluquería
Nabila recomienda el centro social a cualquier persona que se sienta desamparada o sea nueva en Líbano. En el futuro, espera viajar con sus hijos para que puedan seguir aprendiendo y enriqueciendo su comprensión del mundo que les rodea. Ahora se siente con fuerzas de afrontar el futuro.
La difícil situación que atraviesa Líbano
Líbano se encuentra inmerso en una grave crisis socioeconómica, política y educativa sin precedentes. La crisis económica unida a la explosión en el puerto de Beirut de 2020 y la pandemia de la COVID-19 han dejado al país en una situación de seria dificultad.
Naciones Unidas estima que el 78% de la población libanesa se encuentra actualmente bajo el umbral de la pobreza, frente a un 23% en 2019. Mientras que el 89% de la población refugiada siria, que representa aproximadamente el 25% de la población, sobrevive en condiciones de extrema pobreza.
El sistema educativo público en el Líbano también enfrenta desafíos, sobre todo debido a las continuas huelgas del profesorado y la falta de recursos.
Es por ello que centros como el de Bourj Hammoud contribuyen a mejorar las condiciones de vida de las personas refugiadas y, sobre todo, a generar mayores oportunidades para enfrentar los retos y obstáculos que la vida les ponga por delante.