Mujeres emprendedoras en Paraguay

“Es una oportunidad única para crear, socializar, trabajar en equipo, lo que nos ayuda a cada una a ver las capacidades que tenemos. El emprendimiento nos ayuda a ver las nuevas posibilidades que se presentan ante las necesidades”

Estas son las palabras de Mónica Lilian, una de las 920 madres del alumnado de la Escuela San Vicente De Paul de Fe y Alegría que participan en nuestro proyecto ´Escuelas vocacionales para la mejora de la empleabilidad y la inserción laboral´ que busca mejorar las alternativas de ingreso de las mujeres de Capiatá, Paraguay.

© Monteserrín Fotografía

Mejorar las condiciones de vida

Mónica es madre de un niño que fue diagnosticado síndrome de Asperger recientemente. Antes, dedicaba su tiempo y esfuerzo a principalmente al cuidado de su hijo, lo cual limitaba mucho sus oportunidades para poder emprender y buscar otras fuentes de ingreso. 

Sin embargo, gracias a la formación que está recibiendo, Mónica ahora puede dedicarse a la confección y comercialización de telas, mientras su hijo recibe atención y educación de calidad en la Escuela San Vicente De Paul de Fe y Alegría. Mónica siente que está participando en una actividad productiva que disfruta y que además es una fuente de ingreso para su familia. 

Esto es precisamente lo que buscamos generar con el proyecto: brindar a estas mujeres emprendedoras la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida mediante la capacitación en habilidades laborales como la confección de telas. Con ello, se les abre la puerta a más opciones de emprendimiento y empleo, permitiéndoles desarrollarse profesionalmente y garantizar un futuro más prometedor.

Retos para las mujeres emprendedoras

Las mujeres emprendedoras de Capiatá, como Mónica, enfrentan desafíos propios del lugar en el que viven, pero también de género. Se encuentran en una situación desigual en comparación con los hombres, con un acceso limitado a recursos productivos y una menor obtención de créditos debido a la falta de acceso a la propiedad y otros activos.

Una gran parte de la población local se encuentra en condiciones de vulnerabilidad, con necesidades básicas sin satisfacer, y muchos dependen de empleos informales, como vendedores ambulantes, lo que genera una gran inestabilidad económica.

La zona también está expuesta a frecuentes inundaciones, lo que pone a las familias en riesgo de salud y seguridad. La comunidad también enfrenta altos niveles de inseguridad, así como problemas de adicciones entre los jóvenes.

Mujeres emprendedoras: construyendo comunidad

«Para mí, es como una terapia; las cosas que te hacen bien pasan volando el tiempo», expresa Mónica sobre su experiencia en los cursos de emprendimiento.

Además de adquirir habilidades en confección, Mónica y sus compañeras desarrollan habilidades sociales a través del trabajo en equipo, promoviendo el reconocimiento colectivo y fomentando un aprendizaje conjunto en el que todas pueden aportar y aprender unas de otras.

Este espacio les permite alejarse de la rutina diaria, brindándoles un momento para olvidarse de sus obligaciones y disfrutar de la compañía de otras personas mientras aprenden y comparten experiencias.

Para Mónica, la satisfacción que experimenta mientras participa en el taller tiene un impacto positivo en su bienestar mental. Más allá de los beneficios económicos y las oportunidades futuras que ofrece, el taller actúa como un espacio terapéutico que le permite encontrar alegría y realización personal.

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