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Amro posa orgulloso con uno de sus inventos: un barco que funciona con baterías.

El talento de Amro, su creatividad e ingenio no tienen límites

“Amro es uno de nuestros tesoros ocultos. El pequeño inventor de hoy será grande en el mundo de mañana”. Son las palabras del director de la escuela que nuestra organización socia en Líbano, el Servicio Jesuita a Refugiada (JRS), tiene en Baalbeck. Y de quien habla es de Amro, un niño que, con tan solo 12 años, se está convirtiendo en un gran inventor e ingeniero.

Su historia, sin embargo, ha estado marcada por la guerra, la huida y su incansable capacidad de superación. Y es que con solo tres años Amro y familia tuvieron que huir de Homs (Siria) para refugiarse en Líbano, concretamente en la ciudad de Baalbek, en el valle de la Bekaa.
La situación económica que atravesaba la familia impedía que los padres pudieran matricular a Amro en un colegio hasta que conocieron  la escuela Al Noor 1 donde el JRS ofrece una educación gratuita.
 

Amro posa orgulloso con uno de sus inventos: un barco que funciona con baterías.

 

La adaptación académica no fue fácil: su timidez y las dificultades de aprendizaje hicieron que durante el primer año tuviera malas calificaciones. Pero en segundo curso Amro empezó a centrar su atención en el dibujo, algo que no pasó desapercibido para  su tutor de arte. En seguida se dio cuenta de su destreza y talento, y empezó a mostrar sus creaciones a sus compañeros de clase, a la dirección del colegio y a otros profesores. 

“Cada vez que escuchaba una palabra de admiración y elogio de sus tutores, volvía a casa lleno de confianza y con nuevas ideas que buscaba poner en práctica”. La madre de Amro habla así de lo importante que fue el apoyo recibido por parte del equipo de la escuela, que alentó a su hijo a creer más y más en sí mismo. 
 
Una creatividad e ingenio que no conoce límites

Con este empujón sus habilidades comenzaron a crecer de forma considerable, y su atención ha comenzado a centrarse en crear inventos y aplicaciones de ingeniería que desarrolla con la ayuda de sus tutores. También está muy interesado en aprender acerca de los circuitos eléctricos de la mano de su padre, y con la orientación de su madre, ha comenzado a mostrar sus habilidades y creaciones en las redes sociales (TikTok, YouTube y Facebook). 

Sus técnicas e inventos son extraordinarios para un niño de su edad. Con materiales de construcción recogidos de la basura ha ingeniado objetos tan complejos como un robot limpiador de suelos hecho con cajas de consolas y papel desechados que él mismo puede controlar, un coche de cartón para clasificar residuos o un molino de agua que funciona con pilas.

Amro muestra una de sus creaciones: un coche de cartón para la clasificación de residuos.

“Sinceramente, creo que Amro es un ingeniero brillante a pesar de sus escasos recursos”. Los proyectos futuros de Amro incluyen intentar resolver el problema de los apagones eléctricos obteniendo electricidad de fuentes que aún no se han revelado.

El director de la escuela afirma que la historia de la vida de este joven, sus sueños y sus ambiciones, muestran el potencial de la juventud cuando se la empodera. “Podemos ayudarle a cumplir su sueño, así como nuestro sueño de ser una escuela que se sienta orgullosa de su alumnado”, afirma. 

Y es que ante circunstancias adversas, el acompañamiento, la atención, y el aliento a las capacidades individuales de cada niño, cada niña, son esenciales para que la infancia refugiada encuentre el impulso necesario para perseguir sus sueños

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