Una larga travesía desde Ucrania

La mañana del 24 de febrero de 2022 pocos podían imaginar que una cruenta guerra tocaría las puertas de Europa. Como consecuencia, millones de personas en Ucrania se han visto obligadas a huir de sus hogares y buscar refugio en otros países, visibilizando ya impactos de nuevas crisis asociadas (carestía de los recursos energéticos, aumento del precio de alimentos, trata e inestabilidad en las fronteras….) que golpean una vez más, con especial crudeza, a las poblaciones y contextos más empobrecidos. 

Aunque las cifras no dejan de subir constantemente, tras el primer día de ataques se contabilizaban más de  82.000 personas refugiadas (según informes de ACNUR) en los países fronterizos, y voces expertas estiman que esta crisis podría arrojar a más de 6 millones de personas refugiadas fuera de las fronteras ucranianas

Desde Entreculturas y Alboan, junto a la Red Xavier y el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), hemos activado nuestro protocolo de emergencia para ofrecer una respuesta de atención, acogida y acompañamiento a la población refugiada en los países fronterizos con Ucrania: Polonia, Rumanía y Hungría, de forma más inmediata, pero también en Bosnia-Herzegovina, Croacia, Kosovo, Macedonia y Serbia. Trabajamos en las siguientes líneas de acción: refugio y alojamiento, alimentos, agua y saneamiento, servicios de salud básica, transporte seguro hacia las ciudades y países donde puedan solicitar asilo, asistencia psicológica, asistencia legal y apoyo educativo.

En Ucrania, estamos prestando asistencia básica en la recepción, alojamiento temporal y bienes de primera necesidad a personas desplazadas por la guerra, así como organización de transporte seguro a Polonia. Actuamos desde Leópolis, con el apoyo de las distintas instalaciones en el país.

Desde España, junto al Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) coordinados con la Red Mimbre, estamos trabajando en diferentes acciones sensibilización e incidencia como servicios de primera acogida y orientación básica a personas recién llegadas; proyectos que faciliten la incorporación e inclusión social de las personas migrantes y solicitantes de asilo a la sociedad, con el acento en la dimensión comunitaria y favoreciendo la creación de redes de apoyo y programas de hospitalidad, a través de la acogida residencial para las personas con necesidad de alojamiento de emergencia o con mayor vulnerabilidad.

“Nuestro principal objetivo es apoyar al JRS Europa coordinados con la Red Xavier, con la que hemos tenido una respuesta inmediata desde el primer momento, derivando los primeros fondos inmediatamente”, afirma nuestro compañero Pablo Funes, Coordinador del Área de Cooperación de Entreculturas. 

Rumanía es, junto a Polonia y Hungría, uno de los mayores receptores de población ucraniana durante esta crisis. “El país solía recibir alrededor de 6.000 peticiones de asilo anuales, sin embargo, durante este año y en tan solo dos semanas ya se han registrado más de 3.200 solicitudes. Es algo que nunca hemos tenido en Rumanía”, explica Marius Talos SJ, Director de JRS Rumanía.

“El trabajo en la frontera es sobre todo de asistencia humanitaria inmediata; una vez que la gente entra, es muy importante darles información cualificada sobre lo que pueden hacer”, afirma Irene Teodor, coordinadora de proyectos de JRS Rumanía en Bucarest. “Mucha gente no sabe lo que significa, por ejemplo, solicitar asilo en Rumanía, o si es la solución adecuada para ellos”, continúa Irene.

“En Galati llevamos a cabo un proyecto para personas que necesitan protección internacional o nacional de terceros países. Les enseñamos la lengua rumana, realizamos actividades sociales, actividades culturales…”, nos comenta Ana Maria Guriţâ, asesora jurídica de JRS Rumanía en Galati. 

“Desde el comienzo de la crisis de Ucrania hemos recibido a cientos de miles de refugiados del país. No solo son ucranianos y ucranianas, también son estudiantes en situación de refugio de Marruecos, Túnez, India, Georgia… de todos los países del mundo”, agrega Irene Teodor, del JRS Rumanía. 

Este es el caso de Abir Ben Hamza y Aisha Ben Hamza, estudiantes de medicina tunecinas refugiadas en Rumanía. “Nadie esperaba lo que iba a ocurrir. Nos despertamos una mañana alrededor de las 5h aterrorizadas escuchando las bombas, como unas tres explosiones, no creíamos lo que estaba pasando”, afirma Abir Ben Hamza. “Llegó el momento de movernos, y vinimos aquí a Rumanía en autobús, organizado por la administración de nuestra Universidad. Tuvimos suerte de pasar la frontera y llegar aquí sanas y salvas porque en la carretera vimos algunos accidentes y gente herida…”, agrega Aisha Ben Hamza.

“En estos tiempos tan trágicos para Ucrania, la experiencia de trabajar con personas desplazadas es una verdadera bendición. Nos permite ayudar con eficacia a aquellos que se han visto obligados a abandonar sus hogares”, afirma Fray Andrii Syvak SJ, desde la ciudad de Leópolis. 

El hogar jesuita de personas refugiadas de Leópolis tiene capacidad para acoger a 35 personas. En él, el JRS proporciona cama, comida y acceso a lavandería y baño. También ofrece ropa y medicinas para aquellos que lo necesiten. Tratan que la gente sienta que ha llegado a un lugar seguro y ofrecen también apoyo psicológico y pastoral, pues muchas de estas personas tienen a familiares y amigos que se han quedado en zonas donde prosiguen las hostilidades, lo que les supone una carga psicológica muy grave. 

Junto a los colectivos más vulnerables 

Ante esta terrible situación de guerra, los niños, niñas y mujeres refugiadas no solo tienen que afrontar los peligros que conlleva el conflicto, sino que también deben enfrentarse a nuevas amenazas y retos en el tránsito, en una huida, en muchos casos, sin rumbo fijo, hacia un futuro incierto y lleno de incertidumbre.

La infancia vive el miedo y ve sus escuelas atacadas y su futuro amenazado al tener que interrumpir sus estudios, teniendo que renunciar, además, a muchos de sus derechos fundamentales como niños y niñas.
Las mujeres se enfrentan a amenazas como la trata de personas, la violencia sexual, extorsiones, redes de explotación sexual  e incluso secuestros

“JRS Rumanía ha alquilado la planta entera de un hotel para alojar a personas refugiadas, entre las que se encuentran niños y niñas; la semana que viene alquilarán una segunda planta. Han habilitado un espacio lúdico para realizar actividades y juegos. Por primera vez se vieron a las madres y niñas y niños reírse y relajarse”, nos cuenta nuestra compañera Pilar Dafonte, Responsable de Acción Humanitaria de Entreculturas, desde Rumanía.

En el medio y largo plazo pondremos en marcha una intervención a mayor escala que ofrezca a estas personas una atención y acompañamiento permanentes que les permitan recuperar sus vidas y acceder a un futuro digno. Abogando para que se detenga “la insensatez de la violencia”, como afirma el Papa Francisco, para que así vuelva la paz a Ucrania. 

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