En las últimas semanas, se han publicado nuevos datos y cambios legislativos en Europa que resultan especialmente relevantes para las empresas comprometidas con la sostenibilidad. Desde Entreculturas queremos compartir una reflexión sobre este contexto, con el objetivo de acompañar a nuestras empresas colaboradoras en la interpretación de estos cambios.

La ciudadanía lo tiene claro: quiere empresas más responsables

Una reciente investigación difundida por la Plataforma por Empresas Responsables y Amnistía Internacional refleja un dato clave: una amplia mayoría de la ciudadanía europea demanda a las instituciones que mantengan —e incluso refuercen— las normas que promueven la responsabilidad social y ambiental de las empresas.

Este interés social creciente por la transparencia, el respeto a los derechos humanos y la protección del planeta confirma algo que desde Entreculturas vemos cada día: la sostenibilidad no es solo una tendencia, sino un valor consolidado y ampliamente compartido.

Un contexto regulatorio que evoluciona en otra dirección

En paralelo, el nuevo texto del paquete Ómnibus I, analizado por el Pacto Mundial, plantea modificaciones que reducen en un 92% el número de empresas obligadas a reportar información de sostenibilidad. Según esta propuesta, solo una pequeña parte de las compañías que estaban inicialmente contempladas bajo la CSRD y CSDDD tendría que presentar informes detallados, lo que supone una reducción muy significativa del alcance regulatorio, en clara contraposición a lo que la ciudadanía europea desea.

También se plantean ajustes en las obligaciones relacionadas con la debida diligencia y otros requisitos asociados a la transición climática.

Una brecha que invita a la reflexión

Este contraste, entre lo que la ciudadanía espera y lo que finalmente proponen los marcos normativos, abre un espacio interesante para la reflexión.

Para Entreculturas, este escenario invita a pensar en varios aspectos:

• Las expectativas sociales seguirán creciendo, independientemente de cómo se adapte la legislación.
• Las empresas que integren la sostenibilidad de manera estratégica están mejor posicionadas y valoradas, generan confianza y fortalecen sus relaciones con consumidores, inversores y comunidades. 
• La responsabilidad empresarial se está convirtiendo en un elemento diferenciador, más allá del cumplimiento normativo mínimo.

Un momento para reforzar el compromiso voluntario

En este contexto, el papel de las empresas comprometidas cobra aún más relevancia. Aunque los requisitos legales puedan reducirse, la sociedad sigue valorando a aquellas organizaciones que mantienen estándares elevados de transparencia y diligencia.

Desde Entreculturas, creemos que este es un momento adecuado para:

• Revisar estrategias de sostenibilidad a medio y largo plazo.
• Fortalecer procesos de diligencia debida en derechos humanos y medioambiente.
• Identificar oportunidades de impacto positivo en las cadenas de valor.
• Seguir generando alianzas que impulsen un desarrollo más justo y sostenible.
• Reforzar la dimensión social de la sostenibilidad (la “S” de ESG), apoyando iniciativas que contribuyan al bienestar de las comunidades, ya sea mediante programas propios, colaboraciones estratégicas o aportaciones económicas que permitan sostener proyectos sociales transformadores.

Mirar más allá del mínimo exigido

Las normas pueden cambiar, ampliarse o reducirse, pero la responsabilidad social ,como valor y como práctica, sigue siendo un camino firme y necesario. Observamos con esperanza a todas las empresas que, independientemente del marco legislativo, deciden avanzar hacia modelos más éticos, cuidadosos y transformadores.

En Entreculturas seguiremos acompañando este proceso, ofreciendo espacios de diálogo, reflexión y aprendizaje para aquellas organizaciones que quieran profundizar en su compromiso con las personas y con el planeta.