
Ella es María Jesús Vera De La Concepción, es voluntaria de Entreculturas y actualmente coordina el equipo de sensibilización de la delegación de Extremadura. En lo profesional, es gestora de clientes de una cooperativa de crédito extremeña y su tiempo libre lo dedica a su familia y amigas/os, leer, viajar, diseño gráfico, fotografía y a realizar voluntariado con Entreculturas.
¿Cómo conociste a Entreculturas? ¿Qué te motivó a participar en nuestra organización? ¿Cuánto tiempo llevas en la Delegación participando activamente?
Conocí Entreculturas gracias a una amiga que realiza voluntariado en la organización y me despertó las ganas de conocerla. Esto me llevó a acercarme a la delegación y pronto comprendí que Entreculturas podría ser el espacio en el que comprometerme.
Entré en la delegación en el año 2017 y desde entonces he aprendido que el voluntariado no es un acto de dar, sino de recibir. Gracias a Entreculturas he tenido la oportunidad de acercarme a realidades muy distintas a la mía y a mirar la vida con más empatía. Siempre he dicho que Entreculturas para mí es una ventana a la realidad que me mantiene activa y solo eso ya es motivo de agradecimiento.
¿De los tantos proyectos, programas y campañas que llevamos a cabo, en cuáles te has involucrado activamente y por qué? ¿Te has involucrado en temas de refugio junto a Entreculturas o junto a otras organizaciones?
Desde mi llegada a Entreculturas me he implicado en varios proyectos como las diferentes campañas de La Silla Roja, La Luz de las Niñas, los distintos programas delegación, Escuela Refugio y el Reto Delegación, entre otros, ya que mi participación en el equipo de sensibilización me ha dado la oportunidad de conocerlos y realizar actividades para concienciar al resto de la ciudadanía sobre las diferentes causas por las que trabaja cada programa.
Sin dejar de lado el resto de causas por las que trabaja Entreculturas, en los últimos cursos he intentado especialmente acercarme a la realidad que viven las personas migrantes y refugiadas y en los últimos meses hemos trabajado desde la delegación en conjunto con otras organizaciones y obras de la Compañía para dar visibilidad a esta realidad.
¿En qué consiste el Reto de tu Delegación? ¿Qué actividades están haciendo para darle visibilidad a este Reto?
Este año, en la delegación de Extremadura, estamos trabajando por el Reto de Marruecos que se centra en el acompañamiento, asistencia y protección de las personas migrantes subsaharianas en tránsito en todo lo ancho de la costa Norte de Marruecos (Tánger, Tetuán, Alhucemas y Nador).
El proyecto está dirigido a personas en situación de migración que en su mayoría proceden de diferentes países de la región de África del Oeste (Guinea Conakry, Costa de Marfil, Camerún o Mali, entre otros). Estos migrantes subsaharianos son mayoritariamente hombres (alrededor de 70%) jóvenes -entre 18 y 30 años-. Las mujeres representan alrededor de 20% y los menores, los niños y niñas el 10%, si bien el número de menores no acompañados y mujeres también es significativo. Dentro este colectivo, el proyecto se enfoca en aquellos que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad: mujeres migrantes, migrantes enfermos-as, niños y niñas, víctimas/supervivientes de violencias de todo tipo y de acontecimientos traumáticos, así como potenciales solicitantes de asilo.
A lo largo del curso hemos llevado a cabo formaciones que nos han ayudado a tomar conciencia de la problemática y complejidad de la movilidad humana, también hemos realizado actividades desde la delegación que nos han permitido compartir días de encuentro con personas que han vivido la crueldad de los procesos migratorios, lo que nos ha ayudado a poner rostro a estas situaciones y empatizar con sus vivencias de sufrimiento y dolor, a la vez que visibilizamos al resto de la sociedad esta realidad y ayudábamos al proyecto dándolo a conocer.
Además de esto, desde la institucionalidad de Entreculturas, y en conjunto con el Núcleo Apostólico de Extremadura, tenemos un equipo de trabajo desde el que estamos detectando las necesidades no cubiertas hasta ahora por ninguna organización que pudieran tener las personas migrantes y refugiadas que se encuentran en la ciudad de Badajoz, con idea de comenzar a darles respuesta, en la medida de nuestras capacidades, a partir del próximo septiembre. Este curso lo hemos dedicado al contacto con las organizaciones que trabajan con este colectivo, así como con personas migrantes y refugiadas que residen en la ciudad, para conocer de cerca su realidad y poder, de este modo, dar una respuesta ajustada a sus necesidades. Esperamos que esta iniciativa abra una nueva línea de trabajo para Entreculturas Extremadura para el próximo curso con el foco en migración y refugio y de la mano de otras obras de la Compañía en la ciudad.
En este contexto post- pandemia y de guerra que vivimos ¿cómo percibes la situación de los refugiados en el mundo?
Globalmente, el número estimado de migrantes internacionales ha aumentado en las últimas cinco décadas. El total estimado de 281 millones de personas que vivían en un país distinto de su país natal en 2020 es superior en 128 millones a la cifra de 1990 y triplica con creces la de 1970.
La guerra de Ucrania y los otros 56 conflictos activos a día de hoy han provocado que la cifra global de personas refugiadas y desplazadas haya superado por primera vez desde que se tiene noticia los 100 millones de personas, según datos de ACNUR del primer semestre de 2022.
Cada año, más de 20 millones de personas abandonan su hogar para trasladarse a otro punto de su país debido a los peligros de los eventos climáticos extremos (lluvias frecuentes, sequías prolongadas, desertificación ambiental…). Según ACNUR la cifra de personas desplazadas por causa climática podría alcanzar los mil millones en 2050.
Teniendo en cuenta estos datos, podemos observar que la movilidad humana es un fenómeno global que se ha dado a lo largo de toda la historia y no va a disminuir, ya que cada vez hay más motivos que mueven a las personas a salir de su hogar en busca de mejores oportunidades para su familia o pretendiendo, simplemente, sobrevivir.
Con todo este contexto, es fácil entender que la movilidad humana es un fenómeno global que ha tenido lugar siempre y va a seguir sucediendo en el presente y en el futuro porque los contextos se complejizan, la inestabilidad de los gobiernos hace que la amenaza de conflicto esté siempre presente, cambian los modelos de gobierno y derechos logrados vuelven a perderse en cuestión de pocas semanas. En medio de esta realidad las personas tienen que moverse, desplazarse dentro del propio país o solicitar asilo en otros lugares del mundo para salvar su vida. Esto, en lugar de verlo como riqueza, se ha convertido para la ciudadanía en una amenaza porque los discursos del odio han calado hondo en nuestras sociedades.
Si a todo esto le sumamos la pandemia por Coronavirus y que al menos veinte países siguen denegando el acceso al asilo poniendo como excusa que es una medida para luchar contra la pandemia, podemos entender que la realidad de las personas refugiadas se ha visto aún más perjudicada.
En muchos lugares del Europa, incluyendo España, se dan medidas de externalización de fronteras que está obligando a cambiar las rutas migratorias por otras más peligrosas y poniendo, aún más, la vida de miles de personas en peligro, como está sucediendo en el Mediterráneo.
La pandemia nos ha demostrado una vez más que todo está conectado y que todos somos vulnerables y ningún país puede garantizar por sí mismo la seguridad de sus ciudadanas/os. Hay que buscar soluciones globales a problemas globales y la movilidad humana lo es, no se puede dejar a nadie atrás.
Desde Entreculturas tenemos mucho que decir y aportar contra los discursos racistas y xenófobos que se oyen en nuestra sociedad para fomentar una cultura de paz y hospitalidad.
¿Cuán importante crees que es la educación para las personas refugiadas?
Creo que la educación es necesaria para todos y todas, pero especialmente para las personas que viven alguna situación de injusticia, pues me parece que es la mejor herramienta para empoderarse y luchar contra las situaciones que provocan sufrimiento. Además de esto, la escuela es un espacio de protección para niñas, niños y adolescentes ya que evita que sean reclutados para participar en conflictos armados. En muchos lugares, ir a la escuela les asegura el alimento para ellos y sus familias y es un modo de normalización después de haber vivido situaciones traumáticas, que les permite relacionarse con sus iguales y volver a soñar con un futuro mejor para ellos y sus familias. Por eso creo que, asegurar una educación de calidad a las personas refugiadas es una necesidad urgente e importante y por ello confío tanto en la labor de Entreculturas, que a través de los distintos proyectos que lleva a cabo, persigue que no haya ningún niño en el mundo sin escolarizar.
¿De qué forma podemos sensibilizar a nuestra sociedad para que la acogida de las personas refugiadas se convierta en una herramienta de paz y de convivencia?
Desde mi percepción, la mejor forma de sensibilizar a la sociedad para la acogida pasa por acercar a la misma a las situaciones que viven las personas refugiadas en el día a día. Creo que pasar las vivencias ajenas por nuestro corazón hace que la empatía despierte y sintamos propio el dolor ajeno. No para creernos superiores a otros y otras que sufren y mirarlos desde arriba, sino para conectar miradas y tender la mano. En un mundo en el que las riquezas y los privilegios son solo de unos cuantos, es apremiante dar voz a las injusticias para que todas y todos nos hagamos responsables de ellas, pues, en mayor medida, somos parte del problema y, por ello, también tenemos que ser parte de la solución. En este sentido, creo que el trabajo de Entreculturas de acercar realidades es vital y gracias al voluntariado entendemos la necesidad de ser agentes de cambio para transformar aquí y lograr cambios que mejoren la vida de todos y todas.
Es necesario trabajar en red con otras organizaciones y colectivos, dentro y fuera de la Compañía de Jesús, para sumar sinergias y dar voz y visibilidad a las personas refugiadas. Es necesario para ello, estar formadas e informadas para ayudar a romper barreras y prejuicios y no seguir propagando los discursos que invitan al racismo y la xenofobia haciendo virales mentiras y bulos. Es importante dar a conocer los beneficios, tanto para las personas como para los países, de acoger a la diversidad y favorecer que haya espacios de diálogo y de conocimiento de la realidad.
Sin duda, la educación y la sensibilización son herramientas muy poderosas para transformar corazones y cambiar los discursos para lograr una sociedad más fraterna y hospitalaria.
¿Qué satisfacciones y aprendizajes te ha traído el formar parte de Entreculturas y el estar cerca o conocer las realidades de las personas más vulnerables?
Formar parte de Entreculturas me ha hecho cambiar la percepción del mundo y restablecer mis prioridades. Ahora creo en el voluntariado como forma de vida, como herramienta para mantenerme conectada con otras realidades y sentir cercanas las distintas problemáticas que azotan el mundo. Me siento afortunada por las oportunidades de encuentro que me regala Entreculturas. A lo largo de estos años he podido conocer personas de distintos lugares del mundo, cada una con sus vivencias, dificultades y luchas, pero también con historias de superación y fe en que este mundo puede llegar a cambiar y convertirse en un lugar donde todas y todos tengamos los mismos derechos, sin importar nuestras raíces. Al final te das cuenta de que los sueños e ilusiones no difieren mucho de unas personas a otras y que lo que nos mueve es compartido.
Nos sobran los motivos, pues, como diría Eduardo Galeano, mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.