El principal colectivo de población refugiada en Kampala es víctima del conflicto en la República Democrática del Congo. En el medio plazo estas personas no pueden regresar a su país y tampoco pueden ser reasentadas. Se ven obligadas a quedarse en un país en el que, aunque existe un marco legal avanzado sobre la tutela de derechos de la población refugiada, sus condiciones de vida son muy precarias. Estas personas viven en condiciones de extrema vulnerabilidad, sin acceso a servicios básicos ni oportunidades para generar dignamente medios de vida propios.

Frente a esta situación, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) presta ayuda de emergencia proporcionando bienes de primera necesidad a las personas recién llegadas a la ciudad y derivándolas a servicios especializados de asesoría legal, salud y protección cuando lo requieren.

Pero el eje fundamental de la estrategia de JRS es el componente orientado a la integración social y laboral, a través de oportunidades de educación y formación de acuerdo a la edad, la demanda y la necesidad de la persona atendida.