Gracias desde el campo de refugiados de Maban (Sudán del Sur)

  • Sudán

Desde 2014 sois muchas las personas que habéis apoyado muy generosamente los proyectos que Entreculturas y el Servicio Jesuita a Refugiados llevamos adelante en Sudán del Sur. Es una labor que nos llena de ilusión a pesar de todos los retos. Hoy, sin ninguna razón especial pero por muchos motivos, queremos daros las gracias -junto a los refugiados y desplazados- por ayudarnos a acompañar la vida en esta tierra tan castigada. Queremos agradeceros la esperanza que juntos hemos visto crecer.

Agradecidos porque, un año más, un grupo numeroso de docentes ha apostado por seguir con sus alumnos y alumnas y continuar con su formación.


 

Agradecidos porque, allí donde ningún chiquillo tenía acceso a la educación, hoy una escuela infantil les abre las puertas cada día con sencillez y dedicación.


 

Agradecidos porque la alegría que todo lo vence y no se apaga sigue iluminando los rostros de todos y todas.


 

Agradecidos porque a quien le habían robado la voz ha podido contar su historia con unas palabras que laten en los corazones de muchos. 


 

Agradecidos porque no hay falta de recursos que pueda parar la discreta pero atrevida e imparable fuerza de la educación.


 

Agradecidos porque la comunidad ha apoyado a los nuevos desplazados internos con un centro educativo ofreciendo luz y alimento.


 

Agradecidos porque se está formando una generación de muchachas soñando por un futuro nuevo, con libertad e ilusión.


 

Agradecidos porque también aquí, en este rincón de mundo, podemos compartir la tradición recibida ofreciendo una educación de calidad al servicio de la justicia y de una vida digna para todos.


 

Agradecidos porque allí donde la vida se ve más amenazada y apartada de la vista del mundo, la presencia de un Dios de ternura se regala con alegría y consuelo.


 

Agradecidos porque los más vulnerables nos han mostrado una fortaleza y una alegría que nos anima a seguir adelante.


 

Agradecidos porque hemos podido ofrecer formación básica y apoyo psicosocial a un buen grupo de voluntarios que visitan regularmente a los más olvidados y les ayudan a vivir con sentido el tiempo de exilio.


 

Agradecidos porque los jóvenes han podido disfrutar de espacios de ocio creando lazos de unión, convivencia y paz.


 

Agradecidos porque los jóvenes nos han ayudado a celebrar con esperanza renovada los 35 años del Servicio Jesuita a los Refugiados (JRS).


 

Agradecidos porque, en medio de un océano de necesidades, siempre hay ocasiones para celebrar la vida en comunidad.


 

Refugiados, desplazados internos y población local, todos ellos hermanos y hermanas en nuestro caminar en este rincón de mundo, Maban, Sudán del Sur. 


Gracias por recordarnos.
 

Alvaro Sánchez, SJ - Pau Vidal, SJ - Conchi Jiménez (equipo del JRS en el campo de refugiados de Maban, Sudán del Sur)