Fe y Alegría sigue apostando por la educación para el avance de Haití
"Políticamente es un país estancado. Aunque el pasado mes de mayo se hiciera efectiva la elección del nuevo presidente Martelly, en realidad, gobierna débilmente en minoría (tiene una representación de 2% en el parlamento y la oposición veta todas sus propuestas). Ahora mismo la población siente un gran desgaste ante la constante situación de crispación e inacción. Y eso no beneficia mucho a la hora de reforzar la moral de la ciudadanía y de motivar el esfuerzo por el avance y el cambio", analiza Pilar.
Además, en Haití siguen existiendo unos 1.000 campos de desplazados que albergan más de medio millón de haitianos y haitianas. Gente que lo perdió todo con el terremoto o que, incluso, no tenían nada antes del seísmo y ahora, al menos, se cobijan bajo un techo de plástico y reciben alguna ración de comida al día.
Y, junto a todo esto, sigue vigente la epidemia de cólera que, desde que se extendiera en el mes de noviembre, ya ha costado la vida a más de 6.000 personas. Ahora, ante la nueva temporada de lluvias, se prevé un nuevo pico en la cifra de fallecidos por esta causa.
Pero en Haití también ocurren cosas buenas. También hay motivos para la esperanza. Y, uno de ellos, tal y como nos cuenta Pilar, son las remesas de alumnos y alumnas que ya se han graduado en las escuelas de Fe y Alegría.
Tras el desastre, Fe y Alegría Haití desarrolló un plan de intervención centrado la improvisación de escuelas dentro de los propios campos de refugiados con la finalidad de contribuir a la recuperación de la calma y a la canalización del bloqueo emocional que el terremoto pudiera haber ocasionado en la población, en especial, entre los más pequeños. Mientras tanto, se puso manos a la obra para recuperar las infraestructuras educativas, destrozadas por los temblores, y promover la formación de docentes que pudieran hacerse cargo, a medio plazo, de las labores educativas.

Con los meses, el esfuerzo aplicado en esas líneas de acción comenzó a dar sus frutos, y miles de niños y niñas empezaron a ir a la escuela y a retomar una rutina que les aportaba estabilidad y que los salvaguardaba de vagar por las calles al alcance de peligros. Antes del verano, han sido varias las promociones de alumnos y alumnas que se han graduado, afianzando así un incipiente sistema educativo en el país.
Una de las promociones de niñas y niños graduados en las escuelas de Fe y Alegrá Haití.
El derecho a la educación en Haití: la urgencia de un compromiso gubernamental
El pasado mes de julio, por primera vez desde el terremoto, el Equipo Pedagógico de Fe y Alegría convocó una jornada de reflexión con expertos haitianos en materia de educación y con los responsables de 52 centros educativos del país para valorar la situación de partida y tomar posición en torno a lo que deberían considerarse como los primeros pasos a seguir de cara a propiciar la reconstrucción del país y de su sistema educativo.
Fe y Alegría, al igual que Entreculturas, considera que la educación es una prioridad para el resurgir del pueblo haitiano.
Miembros del Equipo Pedagógico deFe y Alegría.
Entre los principales problemas que se detectaron, y a los que debe enfrentarse Haití, caben mencionar los siguientes: la ausencia de infraestructuras escolares (ya que el terremoto destrozó los colegios o los dejó muy perjudicados), falta de recursos humanos y de profesionales cualificados, ausencia de reglamentos y de control sobre el sector privado de la educación y un sistema educativo público desarticulado.
Fe y Alegría Haití exige al Estado haitiano que garantice el derecho fundamental a la educación (recogido en los artículos 32, 33 y 34 de su Constitución), y que cumpla con su promesa electoral de asegurar una educación gratuita y obligatoria para todos los haitianos y haitianas. Para ello, propone que se destine más dinero a sufragar la educación pública (es decir, financiada con fondos públicos - subvenciones) pero gestionada por entidades de la sociedad civil. En este sentido, también plantea la necesidad de una descentralización de la gestión educativa que favorezca una mayor participación y una mayor responsabilidad de los colectivos territoriales.
Fe y Alegría sugiere también que se invierta en la cobertura de servicios colaterales como el transporte escolar, los uniformes, los comedores infantiles, los materiales didácticos y, muy especialmente, en la formación y remuneración de los docentes.
"Consciente de que no se puede alcanzar una educación de calidad sin una estrecha colaboración con el Estado, Fe y Alegría tiende la mano a todos los actores públicos y también privados para trabajar conjuntamente en la regeneración del país", afirma el comunicado emitido por la institución jesuita al término de la reunión.
En este sentido, Fe y Alegría-Haití ha firmado un protocolo de colaboración con el Ministerio de Educación Nacional y de Formación Profesional para poner a su disposición todas sus capacidades, humanas y técnicas, y empezar a concebir, ejecutar y monitorizar las políticas públicas en materia educativa que sean necesarias.
Asimismo, Fe y Alegría agradece en su comunicado la ayuda y la solidaridad demostrada por la comunidad internacional tras el seísmo de 2010 e insiste en la necesidad de que todo ese dinero recabado -y aún paralizado- comience a destinarse a cuestiones tan fundamentales como el derecho a la educación de todos y todas.
"Estamos orgullosos de la capacidad de trabajo que caracteriza a nuestro pueblo en situaciones extremas, y es por eso que vemos con ojos de esperanza el futuro hacia el cual caminamos. Seguimos convencidos de que, con el compromiso, el esfuerzo y la participación de todos y todas, vamos a obtener el derecho a la educación básica de calidad y gratuita para todos los haitianos; el que, por ahora, no es más que un simple sueño pero que, algún día, podrá hacerse realidad", concluye el comunicado.