Entrevista a Rampe Hlobo SJ, Director del JRS-Sudáfrica

En Johannesburgo, la ciudad más grande de Sudáfrica, se calcula que hay unos 470.000 refugiados o personas en situaciones similares. Esto la convierte en el sitio con mayor concentración de refugiados en el mundo. Pero no es una situación única: Damasco, El Cairo, Addis Abeba, Nairobi, Amman, Bangkok y muchas otras ciudades albergan cifras muy elevadas de migrantes forzosos. Se estima que el 58% de los refugiados de todo el mundo reside actualmente en zonas urbanas, principalmente en los suburbios de las ciudades del Sur.

Tal y como explica Rampe, el Servicio Jesuita a Refugiados en Sudáfrica implementa tres líneas de actuación para con las personas refugiadas: atención sanitaria, cobertura educativa y sostenibilidad (esto es, que los refugiados alcancen una situación de integración y autonomía). Entreculturas apoya al JRS en esa misión de acompañamiento, visibilización y atención a los refugiados urbanos.

 

Entrevista con Rample Hlobo SJ, Director del Servicio Jesuita a Refugiados en Sudáfrica

 


¿Qué significa el concepto "refugiados urbanos"?

Hay que distinguir entre "refugiado" y "refugiado urbano". Desde siempre, al pensar en un refugiado hemos imagino a una persona en una tienda de campaña, atendida por el gobierno o los organismos internacionales, pero los "refugiados urbanos" es una nueva modalidad, y son personas que intentan integrarse en las grandes ciudades, aunque pasen muy desapercibidos. Éste es el tipo de refugiados que tenemos en Sudáfrica.

Todos nuestros refugiados son urbanos y tenemos muchos retos con ellos. En primer lugar, ayudarles a encontrar un sitio donde vivir, educación para sus hijos y una vía de garantizar su futuro. Necesitan alimento para dar de comer a sus familias y necesitan un trabajo para todo esto.

 

¿De qué países provienen los refugiados urbanos de Sudáfrica?

Vienen refugiados de muchos sitios, pero la mayoría de las personas proceden de tres regiones: el Cuerno de África (Somalia, Eritrea y Etiopía), de nuestras fronteras al norte con Zimbabue y de la región de Grandes Lagos (República Democrática del Congo, Burundi y Ruanda).

Estas tres importantes regiones en África han experimentado una seria inestabilidad que ha producido violaciones a los derechos humanos. Inevitablemente, las personas se han visto forzadas a emigrar a lugares que parecen relativamente seguros, lugares donde pueden reconstruir sus vidas.

 

¿De qué maneras llegan los refugiados hasta Sudáfrica?

Los refugiados usan muchos medios diferentes para llegar a Sudáfrica. Recuerdo que hace diez años teníamos a personas del Cuerno de África que habían llegado caminando, les tomaba 4 meses llegar a Johannesburgo. Ahora se han abierto las rutas de los camiones entre Sudáfrica y los países del sur, y muchos recogen a personas en el camino. Los migrantes se encuentran en una situación de gran vulnerabilidad, especialmente las mujeres que muchas veces pagan con favores sexuales.

En la frontera con Zimbabue hay también problemas con bandas que atacan y roban a las personas que intentan cruzarla. Es muy peligroso. Cuando llegan a Sudáfrica, uno siente admiración hacia esas personas por su coraje y persistencia por continuar intentando llegar a pesar de todo lo que les sucede en el camino.

Nuestro país es visto por muchos como la "tierra prometida" pero cuando llegan, se dan cuenta que esta idea es como un espejismo; en la mayoría de los casos, Sudáfrica no tiene nada para ellos.

 

¿Qué es lo primero que hacen al llegar?

Hay muchas circunstancias, depende de la persona. Algunos ya tienen amigos o alguna persona de referencia que les espera, otros han sido recomendados y buscan agencias como la nuestra y empezamos a ayudarles en lo que podemos. Algunos otros vas a la iglesia para preguntar y son direccionados a nosotros.

 

¿De qué forma ayuda el JRS a los refugiados?

Tenemos proyectos en tres ciudades dentro de Sudáfrica. En Johannesburgo, en Pretoria y en Makhato, una ciudad situada al norte, a 120 kilómetros de la frontera con Zimbabue. Y nos centramos en tres líneas de acción: salud, educación y sostenibilidad.

En Makhato tenemos un proyecto en el que se recibe a las personas que vienen de Zimbabue. Algunos han llegado en camión y otros incluso han caminado, así que lo primero es que les damos comida y ropa nueva. Y, en caso de que traigan bebés, buscamos proporcionarles un alojamiento. Ayudamos a matricular a niños y niñas en la escuela. Nuestro programa de educación da apoyo a la inserción de los jóvenes y a su integración con los otros chicos. Además, informamos a los padres sobre sus obligaciones y derechos para que, de esta manera, puedan defenderse en caso de tener problemas con las escuelas públicas.

Las personas que no hablan inglés son apoyadas con clases especiales. En Pretoria, trabajamos en colaboración con el departamento de lengua Inglesa de la Universidad de Sudáfrica y damos una preparación reconocida y valorada en el país. Esto es muy importante porque, si los refugiados no manejan la lengua, no pueden integrarse en la comunidad y quedan excluidos.

En nuestro programa de salud, ofrecemos una alimentación básica y, además, damos apoyo y aconsejamos a los refugiados a la hora de ir al médico pues, en Sudáfrica, la cuota de pago por servicios médicos es mayor para los extranjeros, así que nosotros mediamos para que a los refugiados se les reconozca su situación especial y se les dé un trato justo pagando cuotas menos elevadas.

Finalmente, nuestro programa de vivienda y microcréditos ayuda a los refugiados a ser autosustentables e independientes. Tenemos centros de formación en los que se organizan talleres que les ayudan a aprender un oficio a fin de que les resulte más fácil, después, encontrar un trabajo. Ahora bien, el mayor reto que tenemos en este ámbito es fomentar el apoyo de las instituciones para que puedan ayudar con sus negocios y dar capacitación sobre la mejor manera para sacar adelante una pequeña empresa.

 

¿Cuántas personas han ayudado en el año?

El año pasado fuimos capaces de ayudar a cerca de 6.000 personas, aunque la realidad es que mucha más gente vino a pedirnos ayuda. Uno de los problemas con los refugiados urbanos es que viven bajo una situación en la que el gobierno no les ayuda para nada. En los campos de refugiados se les brinda un mayor apoyo, pero en las ciudades es más complicado. El número de personas que necesitan atención es mayor que el que logramos cubrir. Tenemos muchas solicitudes de personas que nos piden respaldo, pero de momento sólo podemos responder a quienes se encuentran más vulnerables entre los vulnerables.

 

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