Entrevista a Ignacio Suñol SJ
El P. Suñol nació en Barcelona en 1943. Entró a la Compañía de Jesús en la Provincia Tarraconense en 1960. En 1966 se incorporó a la Provincia Boliviana. Trabajó en Fe y Alegría Bolivia como Director General del Instituto de Aprendizaje Industrial de Oruro por muchos años y del Colegio Juan XXIII de Cochabamba. En enero de 2009 asumió la Dirección Nacional de Fe y Alegría Bolivia y, desde febrero de 2010, ha estado al frente de la Coordinación General de la Federación Internacional de Fe y Alegría, la cual ahora deja en manos de Carlos Fritzen. Aprovechando su paso por España esta Navidad, le hemos entrevistado y, por supuesto, le hemos dado las gracias por estos 5 años de liderazgo.
¿Cuáles consideras que han sido los principales cambios que ha vivido la Federación desde que tú llegaste hasta ahora?
De alguna manera esos cambios responden al contenido del Plan Estratégico 3 de la Federación que, en gran medida, venía a dar continuidad a los objetivos del plan anterior. Lo más destacable ha sido el avance en el ámbito de lo que llamamos “educación no formal”, es decir, aquella que tiene lugar fuera de las escuelas y que suele estar relacionada con el desarrollo de habilidades profesionales y habilidades para la integración social. En esta línea, especialmente, hemos comenzado a plantearnos iniciar un trabajo de educación en centros penitenciarios.
Señalaría también que hemos mejorado el modo de gestión de nuestros programas y nos hemos fortalecido institucionalmente. Ha habido un importante trabajo de procuración de fondos y, al mismo tiempo, se ha insistido en la apertura de Fe y Alegría hacia África donde, además de Chad, acaba de incorporarse oficialmente a la Federación Fe y Alegría Madagascar.
Es un momento interesante de crecimiento y de consolidación como movimiento educativo. En el horizonte hay otros países en los que la semilla de Fe y Alegría está camino de germinar… Hablamos, por ejemplo, de Guyana, Guinea Conakri, Togo o, más a largo plazo, RD del Congo, Kenia, Zimbabue.
¿Qué crees que hace que el modelo de Fe y Alegría funcione en África?
Creo que la razón por la que Fe y Alegría funciona en África es la misma por la que funciona, en general, en el resto de países de América Latina, a pesar de la diversidad de contextos. Me refiero a que lo esencial es una misma preocupación por la gente que tiene menos oportunidades, la gente excluida o sin recursos. Ese mismo propósito es el que mueve a nuestros compañeros africanos y, por lo tanto, otras cuestiones como la diferencia de idioma o, incluso, de religión, son totalmente secundarias. Además, creo que hay un entendimiento especial en tanto que ambos somos “Sur”, ese hemisferio acostumbrado a sobrevivir frente a las injusticias.
¿Quién va a tomar el relevo en la Federación Internacional de Fe y Alegría?
Un jesuita brasileño, Carlos Fritzen, que ha sido director de Fe y Alegría Brasil durante muchos años. Lo conozco porque, durante mi gestión, él ha participado en la junta directiva de la Federación y hemos trabajado juntos.
Creo que es un buen conocedor del tejido de Fe y Alegría, muy trabajador y, además, al haber participado en el diseño del nuevo Plan Estratégico, está perfectamente al tanto de cuáles son los objetivos y las prioridades para los próximos años. Para él va todo mi aliento y le felicito, ya de antemano, por su trabajo.
¿Estás contento y satisfecho con el trabajo realizado al frente de la Federación?
Personalmente, sí. Espero que mis compañeros y compañeras también lo estén, esa sería, de verdad, mi mayor satisfacción. Han sido 5 años muy intensos, de actividad muy plural, donde he aprendido muchísimo y, al fin y al cabo, creo que ha sido una etapa coherente en la que he procurado ofrecer lo mejor de mí en una institución en la que llevo implicado casi 50 años.
¿Cuál es ahora tu destino?
Una vez haga la transferencia de funciones a comienzos de febrero volveré a Bolivia para retomar mi actividad allí y reencontrarme con todos los amigos y compañeros. Sin duda, seguimos en la misión.