Amaya Valcárcel: “Es necesario el reasentamiento de refugiados en Túnez”
Durante la crisis de Libia, que comenzó en febrero de 2011, miles de refugiados y solicitantes de asilo cruzaron a Túnez, obligados a huir a consecuencia de la violencia e inestabilidad generada en el país. Se trataba, principalmente, de personas procedentes de Somalia, Eritrea, Iraq, Sudán y Etiopía. En estos dos últimos países Entreculturas coopera desde hace años, así como con refugiados de Somalia y Eitrea.
Túnez no está en condiciones de proporcionar a estas personas protección permanente, sólo refugio temporal. Fruto de las "primaveras árabes", el país está experimentando un intenso cambio político y social, por lo que, para aliviar la carga de este país, es preciso encontrar soluciones rápidas para estas personas. Como respuesta al desplazamiento a gran escala hacia Túnez y Egipto por la violencia en Libia, el ACNUR solicitó en 2011 el reasentamiento internacional de esta población, que no puede ni volver a sus países de origen ni permanecer en Túnez y Egipto. La respuesta de la Unión Europea hasta ahora ha sido muy tímida.
"Los refugiados de Shousha se están desesperando", cuenta Amaya Valcárcel. "Cada vez más personas están regresando a Libia, a pesar de los graves riesgos para su vida que ello conlleva, a fin de embarcarse en la peligrosa travesía hacia Europa".
Durante su visita, Amaya habló con Musse, un joven eritreo que huyó a Sudán y de ahí a Libia debido al reclutamiento militar forzoso que existe en Eritrea. "Cuando llegamos a Shousha pensamos que podríamos regresar a Libia. Pero Libia ya no es una opción. Los africanos subsaharianos están siendo detenidos y torturados", explica Musse. Amnistía internacional informa de que hay al menos 60 campos de detención en Libia, de los cuales sólo 6 están controlados por el Gobierno; el resto están controlados por milicias armadas que actúan al margen de la ley. Muchos en estas milicias acusan a los subsaharianos de haber sido leales a Gadadfi. "La vida allí es muy dura y no creo que vaya a cambiar incluso sin Gadafi", explica Musse.
Durante años, la Unión Europea, particularmente Italia, ha colabodo con Libia para detener el flujo de migrantes y refugiados que llegaban a Europa. No tenemos cifras de las innumerables personas que han sido obligadas en estos años a permanecer en un país sin protección a refugiados ni migrantes, según declara un reciente acuerdo la Corte Europea de Derechos Humanos.
Libia no es el unico país al que los refugiados temen volver. Muchos llevan a sus espaldas largas historias de desplazamientos previos, explica la Hermana Mercy, una trabajadora del campo de Shousa. "El regreso a sus países de origen no es una opción. La mayoría se sienten atrapados en Shousa y se preguntan dónde ir".
El caso de Leila es emblemático. Junto a su madre, abandonó su hogar en Chad con cinco años. Desde entonces ha vivido en Libia. Su marido abandonó Chad en 2002 porque pertenecía a un grupo opositor. Esperan un bebé. La solicitud de asilo de Leila ha sido denegada. No pueden permanecer en Shousa ni regresar a Chad. "Sólo conozco de Chad lo que he visto por televisión", explica la pequeña.
El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) ha solictado a la Unión Europea que lidere el reasentamiento de los refugiados de Shousa. Sin embargo, pocos países han respondido. Durante 2012, JRS Europa trabajará para persuadir a los políticos europeos de que afronten los valores y responsabilidades humanitarias de Europa.
"La Unión Europea tiene la oportunidad de mostrar al mundo que se toma en serio la protección de los refugiados y la ayuda a sus vecinos", afirma Amaya Valcárcel. "Es hora de que los valores se traduzcan en acciones, garantizando protección en Europa a los refugiados varados en nuestras fronteras"