Más de 500.000 personas desplazadas en Sudán del Sur y un alto el fuego que no llega
Estudiante de secundaria en una escuela del JRS en Sudán del Sur. / FOTO: Entreculturas
Desde el momento de su independencia, en julio de 2011, Sudán del Sur ha visto cómo sus principales comunidades étnicas han retomado los enfrentamientos entre sí una vez derrocado su enemigo común: el gobierno de Jartum (Sudán).
La chispa saltó el pasado 15 de diciembre, cuando el actual presidente Salva Kiir (de la etnia Dinka), sospechó de su rival político Riek Machar (de la etnia Nuer), a quien acusó de estar preparando un golpe de Estado. Kiir ordenó la detención de Machar, sin embargo, la guardia presidencial (afín a Machar al pertenecer a su misma etnia), se negó a ejecutar dicha orden, lo que dio lugar al conflicto.
Tal fue la virulencia que, a finales de año, el ACNUR cifraba en 180.000 los desplazados internos y en más de 10.000 las personas que habían llegado a cruzar las fronteras huyendo de las hostilidades.
"Sudán del Sur es una tierra fértil y rica en petróleo, pero es tan subdesarrollada que cuenta apenas con 60 kilómetros de carreteras asfaltadas y no tiene red eléctrica. Más del 70 % de sus ciudadanos tiene menos de 30 años, lo que significa que solo han conocido la guerra, y menos de una cuarta parte de la población sabe leer y escribir. Un caldo de cultivo peligroso para comenzar una nueva andadura que -en escasamente dos años y medio- se ha topado con un antiguo bache: la falta de visión conjunta de las más de 60 etnias que viven en su territorio y el recurso a la violencia como primera opción" (afirmaba Iliana Mier-Lavin, investigadora sobre conflictos en la Universidad de Columbia, en su artículo de El País del pasado 27 de diciembre).
A comienzos de enero, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD, que agrupa a Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán, Uganda, Yibuti, Eritrea y el propio Sudán del Sur), se reunió en Adis Abeba (Etiopía) para impulsar la negociación entre el Gobierno y los rebeldes, un diálogo que se ha visto interrumpido en múltiples ocasiones por la falta de acuerdo.
Mientras tanto, la población civil se ha visto sumida en una grave crisis humanitaria que arroja cifras alarmantes: según los datos más recientes de la OCHA (19 de enero de 2013), el conflicto en Sudán del Sur ha generado 494.000 desplazados internos y 86.100 refugiados.
En medio de este contexto, la mayoría de las ONG se han visto obligadas a detener sus actividades. En lo que respecta a Entreculturas, nuestro socio local -el Servicio Jesuita a Refugiados- ha evacuado a su personal de Maban (al norte, cerca de la frontera con Sudán), mientras que ha podido mantener activo su proyecto de Yambio, donde están apoyando 8 escuelas de primaria y secundaria e impulsando la formación de una decena de maestros y maestras.
Noticias relacionadas:
- Sudán de Sur, los retos de un país neonato 21/08/2012