La vuelta al cole en Perú un año después del terremoto
El 15 de agosto de 2007 la tierra tembló bajo los pies de la población peruana. Casas, colegios e infraestructuras quedaron derruidas. Miles de ciudadanos perdieron sus medios de vida. Centenares de personas resultaron heridas, 500 fallecidas y sus familias destrozadas. Pisco, Ica y Chincha fueron las ciudades más perjudicadas.
Un año después, Entreculturas ha viajado al terreno y ha comprobado que, aunque se han hecho esfuerzos por reconstruir ciertas infraestructuras, todavía hay multitud de escombros por las calles y muchos hombres y mujeres viviendo en situación precaria durante el frío invernal de estos días. Por no hablar de los colegios estatales que aún quedan por reconstruir, lo que obliga a los niños y a las niñas a recibir las clases en aulas de estera (paja entrelazada). Un inicio de curso poco halagüeño para todos estos estudiantes que aún tienen en la memoria la imagen del caos que ocasionó el terremoto.
"Hemos pasado peripecias muy lamentables, nuestros estudiantes se encuentran con una autoestima muy por debajo de lo normal, lo que también se debe a que el 100% de las casas de nuestro alumnado han quedado en escombros. A la fecha de hoy, que ya son 13 meses desde el terremoto, nadie se ha acordado de ellos, ni tampoco de nuestra institución educativa, que resultó muy deteriorada. Nuestros estudiantes están funcionando en dos aulas provisionales hechas de estera, hacinados y pasando frío... Me preocupa, a los padres y a mí nos preocupa este abandono y la estabilidad emocional de los niños y niñas", cuenta Claudia Coronado, Directora de la Institución Educativa nº 22718 de Ilo (Perú).
Procurar la vuelta a la normalidad de los más pequeños -a través del retorno a la escuela- es una buena manera de empezar a superar el trauma y de animar a la población a salir adelante.
Poder volver al colegio, una prioridad para Entreculturas
Entreculturas reaccionó al desastre de forma inmediata. Al día siguiente del terremoto, un equipo local de emergencia inició el trabajo de distribución de alimentos, medicinas, y material médico para los heridos y damnificados. Posteriormente, se centró en la reconstrucción del sistema educativo -que ya apoyaba antes del terremoto-. En el barrio de Pueblo Nuevo (Chincha), donde el seísmo redujo a escombros el Colegio nº 30 de Fe y Alegría, cerca de 1.200 niños y niñas pudieron retomar las clases un mes después gracias a la instalación de 22 aulas provisionales de madera.
Hoy, transcurrido un año, estos mismos alumnos cuentan con un nuevo colegio que, además de haber mejorado sus prestaciones, ha ampliado su espacio para dar cabida a nuevo alumnado. Las aulas provisionales se han trasladado a otros colegios del Movimiento de Educación Popular Fe y Alegría que apoya Entreculturas o se han cedido al servicio público mientras el Estado peruano termina de reconstruir otros centros escolares. Asimismo, a raíz del terremoto, Fe y Alegría también decidió iniciar la construcción de un nuevo colegio en los barrios de San Clemente (Pisco) y en Nueva Esperanza (Ica).


Gracias al apoyo que la población española brindó a través de Entreculturas, al ingente trabajo de nuestros socios locales en Perú y a la encomiable implicación del pueblo peruano en su propia recuperación, el horizonte ahora es más esperanzador.