La situación educativa en Honduras
El Golpe de Estado que el pasado 28 de junio sacó del país al presidente de Honduras, Manuel Zelaya, ha dejado graves consecuencias. Las elecciones de noviembre dieron como vencedor al nacionalista Porfirio Lobo, quien asumirá su puesto el próximo 27 de enero. Sin embargo, la situación de caos sigue reinando entre los hondureños.
Uno de los sectores más afectados ha sido el de la educación. Suspensión de clases, continuos toques de queda y la incorporación del gremio magisterial en la lucha por la defensa del orden constitucional, dejó a las y los alumnos sin el sustento educativo. Así lo asegura Fe y Alegría Honduras, socio local de Entreculturas, puesto que el golpe de Estado ha afectado a su sostenibilidad económica, que depende de las donaciones, aportes de familias y sobre todo, de fondos provenientes desde los convenios establecidos con los Ministerios de Educación y del Trabajo.
"Se nos informó de que estos fondos no se pagarían, que había que suspender clases y enviar a las y los jóvenes para sus casas", informa Miguel Molina, director de Fe y Alegría Honduras. "Pero nuestra misión la tenemos clara, tenemos que ser una alternativa para los más pobres de nuestro país", añade. "Fue con esta convicción que fueron surgiendo instituciones amigas como Entreculturas, Alboan, Porticus y la Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús que, sintonizando con esta opción, solidariamente nos fueron extendiendo la mano y permitieron que muchos jóvenes lograran terminar el año escolar", explica.
Pasados estos meses desde que la comunidad internacional se volcó en los hondureños, el futuro es incierto. "Y es que parece que dejamos de ser noticia, pasamos de moda y volvemos a ser el país donde nunca pasa nada", concluye Miguel Molina.
Palabra de la Compañía de Jesús ante la realidad nacional: "Hacia la búsqueda de un desarrollo humano integral, justo y solidario en Honduras"
Estamos en la víspera de una nueva administración pública, y en circunstancias normales, ese hecho siempre es una oportunidad que despierta esperanzas para la sociedad entera. Sin embargo, la ruptura constitucional ocurrida tras el golpe de Estado el 28 de junio del año 2009 agudizó un conflicto que se ha venido acumulando por muchos años. La asunción de una nueva administración pública sólo puede ser una real oportunidad para toda la sociedad, si se sitúa en el primordial desafío nacional de buscar una verdadera ruta de salida a la profunda división y polarización que corroe a toda la familia hondureña.