Darfur, un tercio de su población refugiada
Un conflicto que ha dejado destrucción, violaciones, asesinatos, mutilaciones,... Según un informe de expertos de la ONU presentado en marzo de 2007, los "crímenes de guerra y contra la humanidad se siguen dando en la región".
A principios de este mes de junio, el Gobierno Sudanés, parece haber admitido la entrada en Darfur de una fuerza multinacional conjunta de la Unión Africana y de Naciones Unidas integrada por cerca de 20.000 soldados. Esta entrada debe coincidir con una acción inmediata para proteger a la población civil y terminar con los abusos.
Antecedentes del conflicto
Excepto en el norte de Darfur, donde predomina la población nómada de origen árabe, en la región de Darfur conviven etnias negras africanas con población de origen árabe. La etnia africana más importante son los fur, de los que toma su nombre el territorio (Darfur = Ciudad de los Fur), pero hay otras etnias como los zaghawa y los masalit. Estas tribus negras se dedican principalmente a la agricultura, y comparten el territorio con varios grupos étnicos minoritarios de origen árabe, llegados a la zona posteriormente, conocidos como baggara (literalmente, "los de las vacas") y dedicados, sobre todo, al pastoreo nómada.
Los conflictos interétnicos se deben sobre todo a la competencia por los escasos recursos de la zona, y se han agudizado en los últimos decenios debido al considerable aumento demográfico y a las condiciones climáticas adversas.
Después de 1989, la llegada al poder en Sudán de un régimen militar de signo islamista alentó las esperanzas de las tribus árabes, y durante los años 90 tuvieron lugar varias guerras de dimensiones locales. Fue durante esta época cuando se organizaron los Yanyauid, grupos árabes paramilitares, que lanzaron numerosos ataques contra las comunidades fur y masalit.
A comienzos del siglo XXI, coincidiendo con la Segunda Guerra Civil Sudanesa, se agudizaron aún más las tensiones interétnicas entre las poblaciones negra y árabe. Entre los primeros se extendió el sentimiento de que eran relegados por el gobierno y, a comienzos de 2003, dos grupos rebeldes - el Movimiento Justicia e Igualdad (MJI) y el Movimiento de Liberación de Sudán (MLS) - acusaron al gobierno sudanés de oprimir a la población negra en favor de los árabes. Incluso protagonizaron acciones armadas ante las que rápidamente respondería el Ejército del país. La principal demanda de los insurrectos era que se tuviese en cuanta a esta región occidental de Sudán, que se invirtiese en la mejora de sus infraestructuras y que se pusiese fin a la discriminación que sufren los miembros de los denominados grupos "africanos".
Ante las victorias consecutivas de los rebeldes y la consiguiente humillación, el derrotado ejército sudanés resolvió adoptar una nueva estrategia. A partir de ese momento, contaría con el apoyo de los Yanyauid, ganaderos baggara debidamente armados y adiestrados por el gobierno. De este modo, los Yanyauid fueron organizados como una fuerza paramilitar.
En un primer momento, el presidente de Chad, de origen Zaghawa apoyó al gobierno de Jartum, pero, posteriormente, medió entre ambos grupos logrando un alto el fuego negociado el 3 de septiembre de 2003 en Abeché (Chad). El 16 de diciembre finaliza el alto el fuego.
Como resultado, en la primavera de 2004 varios miles de personas -la mayoría de etnias no árabes- habían sido asesinadas, y cerca de un millón desplazadas de sus hogares, lo que provocó una importante crisis humanitaria en la región. Algunas fuentes comienzan a hablar de limpieza étnica de la población mayoritariamente negroafricana. Aproximadamente el 80% de las personas refugiadas eran mujeres y niños, proporción exageradamente alta que sugería que los hombres habían sido asesinados o se habían quedado detrás luchando.
El Servicio Jesuita a Refugiados, entre otras muchas organizaciones, denunciaron que tropas gubernamentales y las milicias árabes estaban llevando a cabo una política de tierra quemada. Los refugiados en Chad contaban que huían de las "razzias" de los "hombres armados a caballo" (los yanyauid), a quienes seguían helicópteros que llegaban poco después para acabar con los supervivientes. Entonces, los jinetes regresaban para saquearlo todo e incendiar lo que quedaba bajo la cobertura de los aviones bombarderos o de helicópteros. La crisis alcanzó una dimensión internacional cuando unos 100.000 refugiados se adentraron en el vecino Chad, perseguidos por milicianos Yanyauid, que se enfrentaron con las tropas del gobierno de Chad en la frontera.
Al verse alcanzado por la onda expansiva de los enfrentamientos, Chad patrocinó una nueva negociación entre los grupos en conflicto en N'Djamena, lo que tuvo como consecuencia que se firmase un acuerdo de alto el fuego el 8 de abril de 2004 entre el gobierno sudanés, el MJI y el MLS. No obstante, tanto los Yanyauid como los rebeldes han continuado atacando después del acuerdo.
El 31 de agosto de 2006, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una resolución para enviar una nueva fuerza de pacificación a la zona de 17.300 soldados. Dicha resolución, ante la que Sudán manifestó su enérgica oposición en un principio, fue inesperadamente apoyada por el presidente de Chad, Idriss Déby. A finales de 2006, nuevos cascos azules y agentes de la Organización para la Unidad Africana (OUA) llegaron a Sudán, aunque, por el momento, no han registrado éxito alguno en la resolución del conflicto.
La ONU amenaza con imponer sanciones contra Sudán si el gobierno no emprende acciones eficaces para poner fin al conflicto. Mientras tanto, la situación se agrava y el número de afectados aumenta cada día ante la impotencia de las organizaciones humanitarias.