¡Nuestros mensajes han llegado a las niñas y niños refugiados!
- España
El pasado 20 de junio, con motivo del Día Internacional de las Personas Refugiadas y Desplazadas, desde Entreculturas lanzamos la campaña “Derecho a jugar, sin jugarse la vida” para llamar la atención sobre la dura realidad que viven los niños y las niñas cuyos países están involucrados en algún tipo de conflicto armado o violencia civil.
Hablamos, por ejemplo, de los menores de Siria, de Sudán del Sur, de Colombia o de República Centroafricana, por citar algunos. Los niños y niñas de estos territorios ven truncada su infancia porque no pueden moverse con libertad, salir a jugar a la calle, ir al colegio o, en el peor de los casos, porque sufren las consecuencias del fuego cruzado, son sometidos a malos tratos o abusos sexuales e, incluso, reclutados para la lucha.
El número de refugiados y desplazados internos ascendió a 59,5 millones en 2014, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial. Y la mitad, unos 30 millones, son niños y niñas.
Familia refugiada en Colombia
Casas de madera y plástico en un campo de desplazados en la frontera entre Siria y Líbano
Niños y niñas del campo de refugiados de Doro, en Mabán (Sudán del Sur)
Un mensaje para los niños y niñas refugiadas del mundo
A la par que realizamos un acto de sensibilización e incidencia política en los cines Golem de Madrid, donde presentamos el informe sobre el que se sostiene la campaña, en todo este tiempo hemos promovido una acción simbólica con la que propagar el mensaje de defensa de los niños y niñas refugiados: aviones de papel. El objetivo era construir nuestro propio avión de papel, escribir en él un mensaje para estos niños y niñas y compartirlo en las redes sociales.
Desde nuestras delegaciones también se han recogido numerosos mensajes de cariño y esperanza para los menores refugiados que hemos hecho llegar a la escuela de Bourj Hammoud (Líbano) en la que apoyamos la labor del Servicio Jesuita a Refugiados. Tras su visita a España para participar en diversas charlas con motivo de la campaña, Andrea Zard (responsable de dicho proyecto) y Ángel Benítez SJ (Subdirector de la escuela) entregaron a los alumnos -refugiados sirios- nuestros aviones y les explicaron su procedencia. Los pequeños, emocionados, fabricaron sus propios aviones y los lanzaron al aire a modo de respuesta, demostrando que para ellos el mejor apoyo es sentir que no los olvidamos.
Niños y niñas sirios de la escuela del JRS en Bourj Hammoud, en Líbano. / FOTO: Ángel Benítez SJ - JRS
Muchísimas gracias a todos y a todas quienes habéis participado en esta acción y habéis contribuido a dar a conocer la realidad de los menores refugiados y desplazados. Es un placer contar con vuestro compromiso y entusiasmo, así como del apoyo de los medios de comunicación, para conseguir que la ciudadanía nos hagamos cargo de las consecuencias que tienen sobre los más vulnerables las guerras, los enfrentamientos y cualquier tipo de discordia.