Amazonía, tierra de retos
A través de un torrente de ideas, este jesuita destacó la necesidad imperante de entender la riqueza y la complejidad de esta tierra e intentar ir construyendo -junto a los pueblos que la habitan- alternativas de futuro.
"La historia se repite: las grandes empresas y algunas personas se enriquecen... y nosotros cada vez más pobres y más enfermos", le dijo a Fernando un anciano indígena que ha visto cómo en su comunidad ha ido creciendo el desempleo, el hambre, la miseria, la desintegración social, la corrupción a aculturación... incluso la exterminación de otras comunidades.
El proceso siempre es el mismo, se construye una carretera echando a los pobladores de la zona por no contar con la titularidad de la tierra, posteriormente se realizan asentamientos de gente venida de las ciudades que acaban padeciendo malaria y desempleo, así como enfrentamientos con las comunidades indígenas. Éste es el momento en el que las madereras se instalan y ofrecen trabajo produciéndose talas indiscriminadas que se siguen de la quema de terrenos para poner pastizales dirigidos a la ganadería extensiva o cultivos de soja. Como último paso llegan los bosques "probeta" de eucaliptos para producir celulosa pero que destrozan el terreno.
A todo este proceso hay que sumar la corrupción, la explotación petrolera y minera con su consecuente contaminación de los ríos y la biopiratería. Destacar también el narcotráfico que acaba atrapando a la población y que justifica la incursión de fuerzas armadas norteamericanas en la zona y la militarización del territorio. Y es que la Amazonía se perfila como la próxima área geoestratégica del mundo. Con la mayor reserva de agua dulce del planeta, la Amazonía es un lugar clave de poder. Transnacionales están comprando cuencas acuíferas. A esto hay que sumar los intereses en la explotación de su biodiversidad.
Y ante esta realidad ¿qué se puede hacer?
La realidad mostrada por Fernando está teniendo efectos dramáticos sobre la sostenibilidad de esta zona del planeta que alberga culturas ancestrales, la mayor biodiversidad del mundo y es reserva de agua dulce. Lo que en ella sucede, repercute en nuestro mundo.
Para su defensa se creó el Equipo Itinerante en el que se integra Fernando y que trata de poner en común instituciones que abordan problemas comunes desde los diferentes lados de las fronteras que forman la Amazonía. Se trata del hilo que une la red y que trata de detectar en las aldeas las problemáticas que les afectan denunciándolas ante la comunidad internacional a la vez que tratan de fortalecer las comunidades para que puedan hacerles frente. Fernando destacó la importancia de que la sociedad civil se articule en red para ejercer presión.
Fernando López también hizo hincapié en la necesidad de que la Amazonía se repiense desde una lógica local. Construir una realidad desde los pueblos indígenas, para ellos y para nosotros. "Es necesario asumir que la alteridad, que el otro, no es una amenaza, sino una posibilidad y que cada vez que desaparece un pueblo, una cosmovisión del mundo se nos va que complementa y enriquece la nuestra". Si se sigue pensando bajo la lógica de competición para la consecución de los recursos entre Norte y Sur todos perderemos.
Por otra parte, Fernando incidió en la importancia de que la Amazonía debe contemplarse como un territorio más allá de las fronteras ficticias creadas para delimitar los países que muchas veces parten comunidades. También quieren rescatar el valor de poder vivir en el campo en condiciones de vida digna, con trabajo, con salud, con dignidad.
En la defensa de la Amazonía debemos implicarnos todos y todas pues, como dicen los yanomamis, "tenemos la responsabilidad de cuidar la tierra para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos puedan vivir felices en ella". a lo que añade Fernando que "no podemos matar el sueño de que el futuro lo hacemos nosotros".