20 junio: Día Mundial de las Personas Refugiadas

Desde Sur Sudán llegan estos días noticias de inestabilidad que ponen en riesgo el proceso de paz iniciado tras 21 años de conflicto bélico. Con un acuerdo de paz, puede parecer que la inestabilidad de una región termina. Nada más lejos de la realidad. Una zona que sale de un conflicto armado enfrenta gravísimas problemáticas: infraestructuras deshechas, instituciones inexistentes y un articulado social más que debilitado. Ésta es la realidad que atraviesa Sur Sudán. Faltan palabras para describir la magnitud del drama. 

Con motivo del Día Mundial de las personas refugiadas, Entreculturas quiere expresar la necesidad de que la comunidad internacional apoye los procesos de reconstrucción de aquellos países que salen de conflictos armados para permitir que las personas que un día se vieron obligadas a abandonar su hogar puedan regresar en condiciones dignas, seguras y con posibilidad de desarrollarse como personas y como comunidad. En el caso de Sur Sudán, desde Entreculturas, junto al Servicio Jesuita a Refugiados, hemos iniciado una acción para apoyar la reconstrucción educativa del país, clave para la restitución de una cultura de paz. Personal de Entreculturas acaba de regresar de Sur Sudán donde han definido, junto a toda la comunidad (docentes, familias, alumnado, autoridades locales,...), los principales puntos del trabajo a desarrollar. 

 

 

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Sur Sudán, una región que sueña con una paz duradera que parece no llegar

El amplio acuerdo de paz de 2005 marcó el final de 21 años de guerra civil entre el Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (SPLM) y el Gobierno de Sudán. Los 21 años de guerra se caracterizaron por el desplazamiento masivo de la población civil, matanzas, destrucción de infraestructuras, estancamiento económico y ruptura del tejido social. Millones de personas fueron desplazadas internamente, y cientos de miles buscaron refugio en los países vecinos. Hoy necesitan saber que su lugar de origen ofrece las suficientes garantías como para volver y tener un futuro próspero en él.

Pero la inestabilidad parece volver a Sur Sudán. Los enfrentamientos vividos a finales de este mes de mayo en la ciudad de Abyei, en el centro del país, entre tropas del SPLM y del Gobierno sudanés han provocado el desplazamiento de miles de personas, lo que podría trasladar la inestabilidad a otras zonas de la región de Sur Sudán.

El SPLM acusa al Gobierno de querer apropiarse de la región rica en petróleo a través del asesinato o desplazamiento de sus habitantes. Por su parte, el Gobierno considera que es el SPLM el que no ha sido capaz de retirar sus tropas de los territorios establecidos en el acuerdo de paz firmado en 2005. El Gobierno de Sur Sudán ha condenado los ataques realizados por parte del Gobierno central de Sudán y le ha instado a retirar sus tropas de Abyei. La Misión de Naciones Unidas realizará una investigación aunque ya ha declarado que en la zona sólo debería haber una fuerza conjunta de tropas del Sur y del Norte. La realidad es muy diferente y pueden encontrarse tropas del SPLA y del Gobierno central. 

 

Se estima que alrededor del 90% de la población de Sur Sudán vive en condiciones de pobreza extrema

 

El largo camino para consolidar la paz: el papel de la educación

Cuando un acuerdo de paz se firma, comienza todo un largo y tortuoso camino hasta que éste pasa de ser una firma en un papel a convertirse en una realidad.

SurSudan_inter3 Un conflicto armado deja secuelas en las sociedades de hondo calado y difíciles de superar y sanar. Es necesario que las comunidades logren identificar las causas del conflicto, busquen justicia e imparcialidad y promuevan tanto la desmilitarización de la sociedad como una reconciliación y un perdón verdaderos. El sentimiento que las personas tenían de pertenecer a una misma comunidad se ve gravemente alterado, existiendo múltiples sospechas hacia el "vecino" y respondiendo de manera negativa a la reinserción de las personas que decidieron abandonar sus lugares de origen en busca de seguridad. Personas que trabajan con estas comunidades comentan que es frecuente oír frases como "hemos liberado esta tierra con nuestra sangre, ¿dónde estábais vosotros?" dirigidas a las personas retornadas.

En un proceso de reconstrucción de la paz, la educación juega un papel indispensable; pero ha de ser una educación que refuerce el conocimiento, las capacidades y actitudes para la atenuación, prevención y resolución de los conflictos; una educación que hunda sus raíces en la comunidad. Y la educación también tiene que promover la importancia de crear grupos que trabajen por la paz, (como los tribunales de las aldeas en África), como vía de resolución de problemas y de diálogo comunitario. Es importante que todas estas líneas de acción hagan un especial énfasis en los grupos más vulnerables, mujeres, niños y niñas que constituyen la mayoría de las comunidades de personas refugiadas y de desplazadas internas. Entre estos grupos vulnerables destacan los niños y niñas soldados con los que es importante realizar un proceso de reintegración a sus comunidades.

El papel de la mujer y de toda la comunidad

SurSudan_inter2 La mujer ha de tener una plena participación en este proceso, siendo un actor social crucial para el mantenimiento y la promoción de la paz y la seguridad. Las mujeres son, en muchas ocasiones, las principales víctimas de la guerra y se encuentran, por tanto, especialmente bien capacitadas para ofrecer soluciones prácticas y permanentes para lograr una paz duradera. A lo largo de la Historia, una y otra vez las mujeres han jugado un papel clave en la formación de movimientos para la paz.

Pero, para la consecución de una paz duradera, la participación de la mujer no es suficiente, se requiere la implicación y predisposición de toda la ciudadanía. De ahí la importancia de la educación para que la gente aprenda a resolver los conflictos de forma pacífica ya que sin paz es imposible alcanzar el desarrollo de los pueblos.

 

Educación por la paz en las escuelas

Muchos pueblos de África cuentan con generaciones enteras en las que las palabras utilizadas para resolver las disputas eran emitidas por las armas. Lograr la reconciliación en estas generaciones requiere de un trabajo profundo por parte de todas las instituciones, entre ellas la educativa. Pero, tras un conflicto, el tejido educativo formal suele presentarse gravemente dañado (sin infraestructuras adecuadas, ni materiales escolares,...), que difícilmente puede atender las necesidades existentes, por lo que es necesario comenzar por la reconstrucción desde la base. Tras la firma de la paz, el retorno de cientos de miles de niños y niñas en edad escolar supone un incremento en la demanda educativa a la que sistemas tan precarios no pueden dar respuesta. Muchos estudiantes quedan, por tanto, fuera del sistema educativo, y aquellos que sí logran acudir a la escuela tienen que recibir clases masificadas debido a que el otro gran problema al que hay que hacer frente es la falta de docentes. Este hecho incide dramáticamente en la calidad de la enseñanza. Los motivos de la desproporción entre docentes y alumnado son variados. Por una parte, durante un conflicto, un gran número de docentes se ve en la necesidad de desplazarse o refugiarse en países vecinos buscando seguridad. Muchos de los que optan por quedarse mueren durante los años de enfrentamiento. A esto hay que sumar que los bajos salarios percibidos y el escaso reconocimiento a su labor por parte de la comunidad tampoco son un aliciente para retomar la labor educativa. Ante este panorama, las personas dispuestas a ejercer como docentes tras un conflicto suelen carecer de formación suficiente y adecuada, lo cual les impide impartir una educación de calidad en unas circunstancias en que ésta es tan apremiante.

Por ello, si se quiere incidir en la reconstrucción del sistema educativo y en el establecimiento de una conciencia de paz, es indispensable realizar una firme apuesta por consolidar el cuerpo docente, formándoles en habilidades que les permitan afrontar un doble reto.

El primer reto es lograr que los niños y niñas acudan a la escuela, pues muchas familias tienen que concentrase en conseguir comida y, por tanto, la asistencia a la escuela de sus hijos e hijas es, en general, baja. En estas circunstancias es sumamente necesario que los docentes sean capaces de crear un ambiente de aprendizaje positivo para motivar a los menores a asistir a la escuela tan frecuentemente como sea posible.

El segundo reto es el de mejorar y adecuar sus metodologías pedagógicas para poderse adaptar a las nuevas circunstancias como son grupos de estudiantes muy heterogéneos y niños y niñas traumatizados por las experiencias vividas. En el caso de los hijos e hijas de las personas retornadas, el énfasis de los docentes ha de ponerse en reducir su estigmatización por parte de los niños y niñas locales y en crear un ambiente en el cual todos sientan que pertenecen a un mismo grupo.

Los talleres de formación a docentes contribuyen a que éstos puedan superar con éxito este doble reto. El hecho de asistir con regularidad a estos talleres permite a los profesores intercambiar entre sí mucha información acerca de sus respectivos trabajos y realidades. El desarrollo de sesiones de supervisión de la labor de los docentes en sus centros representa un gran estímulo y un reto.

Nuestras sociedades tienen la obligación de apoyar a todos los países que, una vez han superado el conflicto, atisban la esperanza de poder vivir en una sociedad en paz y con posibilidad de que sus poblaciones desarrollen plenamente todas sus capacidades y potencialidades humanas.

 

Reconstrución educativa en Sur Sudán

Pese a la firma de la paz, la inestabilidad política y social que aún persiste en Sur Sudán dificulta sobremanera la puesta en marcha de cualquier iniciativa. Ahora bien, la perpetuación del conflicto (una crisis olvidada) hace urgente una actuación dirigida a limar los prejuicios y las discrepancias que motivan el enfrentamiento entre las diferentes etnias y entre la población local y la desplazada/refugiada.

Ese es el objetivo vertebral del trabajo que Entreculturas se propone desarrollar en Sur Sudán durante los próximos cuatro años, en estrecha colaboración con el Ministerio de Educación sudanés. La mejora (en términos de oferta y calidad) de los servicios educativos representa un factor clave para promover el regreso de los jóvenes sudaneses -en especial de los refugiados- y poder canalizar sus energías y aspiraciones de forma productiva y sana hacia el desarrollo del país. Asimismo, después de las secuelas de la guerra, Sudán se enfrenta a los desafíos de la rehabilitación, repatriación y del establecimiento de la democracia participativa. Actitudes intolerantes y comportamientos agresivos, liderazgos pobres, falta de cohesión social y fuertes sentimientos tribales enfrentados, entre otros, contribuyen a causar división y a poner en peligro un futuro de paz. La mayor parte de los refugiados y residentes carecen de conocimiento acerca de sus derechos humanos y civiles, así como de capacidad para comprender sus roles y responsabilidades como ciudadanos en el nuevo Sur Sudán.

Esto puede generar una falta de solidaridad comunitaria que afecte negativamente al futuro del país. Por eso creemos que mejorar el conocimiento acerca del Acuerdo de Paz firmado en 2005 (y todo lo que éste implica), además de promover una educación basada en valores de tolerancia, respeto y ciudadanía, puede ayudar a crear un mejor sentido de la solidaridad y del compromiso para fortalecer el desarrollo comunitario.

 

La propuesta de Entreculturas

Desde su comienzo, el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) -socio local de Entreculturas-, ha enfocado su trabajo desde la convicción de que la educación es una prioridad y un elemento clave para restablecer la normalidad en la vida de los desplazados y de todos los afectados por conflictos y guerra, proporcionando una señal y una fuente real de esperanza para el futuro.

SurSudan_inter1 En esta ocasión, la acción que proponemos llevar a cabo en Sur Sudán se concreta en cinco proyectos que giran en torno a la educación como herramienta imprescindible. Tres de ellos hacen hincapié en mejorar las condiciones de acceso y la calidad de la educación infantil, primaria y secundaria, rehabilitando y equipando las escuelas, y formando a los propios docentes y directores de los centros educativos. Un cuarto proyecto se centra en potenciar los programas de alfabetización de personas adultas, con objeto de aplacar la inseguridad que el desconocimiento de las cosas motiva en las personas y favorecer así la apertura y la tolerancia de éstas hacia otras realidades sociales. Todos estos proyectos pretenden impulsar actividades de igualdad que ayuden a visibilizar y a valorar el papel de las mujeres y el de las personas más vulnerables o con necesidades especiales.

Por último, una vez reforzada la educación y dados a conocer los mecanismos para el desarrollo comunitario, el quinto y último proyecto se propone promocionar la coexistencia pacífica y el respeto a los derechos humanos entre la población retornada, la desplazada y la local. Sin paz, el desarrollo se verá gravemente frenado, de ahí la importancia de educar en la resolución pacífica de conflictos.

"Confiamos en que la experiencia y la buena consideración que toda la población tiene del JRS después de 10 años de trabajo en la zona ayuden a que todas estas acciones resulten exitosas", comenta Iván Touza, uno de los técnicos de Entreculturas que viajaron a Sur Sudán para diseñar la intervención junto a la población local. "Además", continúa Viviana Colella, otra técnica de Entreculturas, "ha resultado alentador comprobar la actitud generosa y comprometida de varios directores y docentes, (en algunos casos verdaderos ‘vigilantes' de que las escuelas se mantengan en pie y abran sus puertas todos los días, a pesar de las demoras en los pagos por parte de las autoridades)".