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Sadié tiene 13 años. Su familia es sudanesa, pero ella nació en Chad, en el campo de refugiados de Djabal. Sadié no pudo ir a la escuela hasta los ocho años a causa de una parálisis en las piernas le impedía caminar. Gracias a su triciclo y a la educación, puede cumplir el deseo de su madre, Fatna: “que pueda cuidarse sola y que se valga por sí misma”.
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Elena realizó un máster en Lenguas Extranjeras Aplicadas y en Gestión de Proyectos Humanitarios y Culturales. Su preparación como VOLPA fue crucial para llegar a trabajar en Chad junto al Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) en 2018. Desde abril de 2020, es la Directora de Programas en el país. «El cambio de vida ha sido muy drástico para esta población, las costumbres y tradiciones han hecho que sea difícil adoptar las medidas de prevención».